Nada es suficiente para el hombre al que lo suficiente le parece demasiado poco.

¿Por qué temes a la muerte? Donde estás, la muerte no está. Donde está la muerte, tú no estás. ¿Qué es lo que temes?

Escribo esto no a muchos, sino a ti: ciertamente somos una audiencia suficientemente grande el uno para el otro.

Que nadie sea lento en buscar sabiduría cuando es joven ni se canse en la búsqueda de ella cuando haya envejecido. Porque ninguna edad es demasiado temprana ni demasiado tarde para la salud del alma.

Vanos es el discurso de un filósofo que no cura ningún sufrimiento del hombre. Así como no hay beneficio en la medicina si no expulsa las enfermedades del cuerpo, tampoco lo hay en la filosofía si no expulsa el sufrimiento de la mente.

Vacío es el argumento del filósofo que no alivia ningún sufrimiento humano.

Donde yo estoy, la muerte no está; donde está la muerte, yo no estoy.

Los hombres son tan imprudentes, e incluso tan locos, que algunos, por miedo a la muerte, se obligan a morir.

Lanza tu barco, joven bendito, y huye a toda velocidad de toda forma de cultura.

Una estricta creencia en el destino es la peor forma de esclavitud, imponiéndonos un señor y tirano eterno, ante el cual debemos temer noche y día.

La muerte no es nada para nosotros, ya que cuando estamos, la muerte no ha llegado, y cuando la muerte ha llegado, ya no estamos.

Si la muerte no te causa dolor cuando estás muerto, es una tontería permitir que el miedo a ella te cause dolor ahora.

El alma noble se ocupa de la sabiduría y la amistad.

No estropees lo que tienes deseando lo que no tienes.

La muerte no es nada para nosotros: porque lo que se disuelve no tiene sensación; y lo que carece de sensación no es nada para nosotros.

La vida del tonto está vacía de gratitud y llena de temores; su curso se dirige completamente hacia el futuro.

La comida y bebida lujosa, de ninguna manera te protegen del daño. La riqueza más allá de lo que es natural no sirve más que un recipiente que rebosa. El verdadero valor no se genera en los teatros, baños, perfumes o ungüentos, sino en la filosofía.

Nunca deseé agradar a la plebe. Lo que les agradaba, no lo aprendí; y lo que sabía estaba muy lejos de su comprensión.

En una disputa filosófica, quien más gana es el derrotado, ya que aprende más.

Cualquier medio por el cual uno se libere del miedo de los demás es un bien natural.

Nada es suficiente para la persona que encuentra la suficiencia demasiado pequeña.

La desdicha del sabio es mejor que la prosperidad del necio.

Cuando alguien acepta uno y rechaza otro que es igualmente conforme con las apariencias, está claro que ha abandonado toda explicación física y ha descendido al mito.