El Rosario es una oración tan humilde y simple, y a la vez teológicamente rica en contenido bíblico. Les ruego que lo recen.

Dios, de hecho, ha pensado en nosotros desde la eternidad y nos ha amado como individuos únicos. Nos ha llamado a cada uno de nosotros por nuestro nombre, como el Buen Pastor "llama a sus ovejas por su nombre."

La santidad cristiana no significa estar sin pecado, sino más bien significa luchar por no ceder y levantarse siempre después de cada caída.

Es agradable pasar tiempo con Él, yacer cerca de Su pecho como el Discípulo Amado y sentir el amor infinito presente en Su Corazón... ¿cómo no sentir una renovada necesidad de pasar tiempo en conversación espiritual, en adoración silenciosa, en amor sincero ante Cristo presente en el Santísimo Sacramento?

El Evangelio vive en conversación con la cultura, y si la Iglesia se aleja de la cultura, el Evangelio mismo guarda silencio. Por lo tanto, debemos ser valientes al cruzar el umbral de la revolución de la comunicación y la información que ahora tiene lugar.