La conciencia no muere ni renace. Es la realidad inmutable en sí misma.
Puedes convertirte en un vigilante nocturno y vivir felizmente. Lo que importa es lo que eres por dentro. Tu paz interior y alegría tienes que ganarlas. Es mucho más difícil que ganar dinero. Ninguna universidad puede enseñarte a ser tú mismo.
Habiendo comprendido que no puedes influir en los resultados, no prestes atención a tus deseos y temores. Déjalos venir y pasar. No les des el alimento del interés y la atención.
En la quietud de la mente vi mi ser tal como soy, sin ataduras.
Todo sucederá como lo desees, siempre que realmente lo desees.
No importa mucho lo que suceda.
En el espejo de tu mente aparecen y desaparecen todo tipo de imágenes. Sabiendo que son completamente tus propias creaciones, obsérvalas en silencio mientras vienen y van. Sé alerta, pero no perturbado. Esta actitud de observación silenciosa es la verdadera base del yoga. Ves la imagen, pero no eres la imagen.
Lo real está detrás y más allá de las palabras, incomunicable, experimentado directamente, explosivo en su efecto sobre la mente. Se obtiene fácilmente cuando no se desea nada más.
La mente es lo que piensa. Para hacerlo real, piensa verdadero.
Estás tan acostumbrado al apoyo de los conceptos que, cuando tus conceptos te abandonan, aunque es tu estado verdadero, te asustas y tratas de aferrarte a ellos nuevamente.
¿Cómo puede una mente inestable volverse estable? Por supuesto que no puede. Es la naturaleza de la mente vagar. Lo único que puedes hacer es desplazar el enfoque de la conciencia más allá de la mente.
Descarta todo motivo egoísta en cuanto lo veas, y no necesitarás buscar la verdad; la verdad te encontrará.
Si crees en Dios, trabaja con Él. Si no lo haces, conviértete en uno.
Mi experiencia real no es diferente. Es mi evaluación y actitud las que difieren. Veo el mismo mundo que tú, pero no de la misma manera. No hay nada misterioso en ello. Todo el mundo ve el mundo a través de la idea que tiene de sí mismo. Como te piensas a ti mismo, así piensas el mundo. Si te imaginas separado del mundo, el mundo aparecerá como separado de ti y experimentarás deseo y miedo. Yo no veo el mundo como separado de mí, por lo que no hay nada que desee ni tema.
El mundo solo tiene tanto poder sobre ti como tú le das. Rebélate. Ve más allá de la dualidad.
No pretendas ser lo que no eres. No te niegues a ser lo que eres.
Inquiere, investiga, duda de ti mismo y de los demás. Para encontrar la verdad, no debes aferrarte a tus convicciones; si estás seguro de lo inmediato, nunca alcanzarás lo último. Tu idea de que naciste y que morirás es absurda: tanto la lógica como la experiencia lo contradicen.
El silencio antes de que se pronunciaran las palabras, ¿es diferente del silencio que vino después?
Aumenta y amplía tus deseos hasta que nada más que la realidad pueda satisfacerlos. No es el deseo lo que está mal, sino su estrechez y pequeñez. El deseo es devoción. Sé devoto a lo real, lo infinito, el eterno corazón del ser. Transforma el deseo en amor. Todo lo que quieres es ser feliz. Todos tus deseos, sean lo que sean, son expresiones de tu anhelo de felicidad.
Estando contigo mismo, el 'yo soy', observándote en tu vida diaria con interés alerta, con la intención de entender más que de juzgar, con plena aceptación de todo lo que surja, porque está ahí, fomentas lo profundo para que suba a la superficie y enriqueces tu vida y conciencia con sus energías cautivas.
Meramente sueñas que deambulas. En unos pocos años, tu estancia en la India te parecerá un sueño. En ese momento soñarás otro sueño. Date cuenta de que no eres tú quien se mueve de sueño en sueño, sino que los sueños fluyen ante ti y tú eres el testigo inmutable. Ningún suceso afecta tu ser real, esa es la verdad absoluta.
La esencia de la santidad es la aceptación total del momento presente, armonía con las cosas tal como suceden.
Cuando deseas el bien común, todo el mundo desea contigo. Haz tuyo el deseo de la humanidad y trabaja para ello. Allí no puedes fallar.