En el jardín de tu corazón, no plantes nada más que la rosa del amor.

El amor es una luz que nunca habita en un corazón poseído por el miedo.

Antes de comenzar algún trabajo, siempre hazte tres preguntas: ¿Por qué lo estoy haciendo? ¿Cuáles podrían ser los resultados? ¿Tendré éxito? Solo cuando pienses profundamente y encuentres respuestas satisfactorias a estas preguntas, sigue adelante.

Todos somos inventores, cada uno zarpa en un viaje de descubrimiento, guiado por un mapa privado, del cual no hay duplicado. El mundo está lleno de puertas, todas oportunidades.

No desprecies el corazón, aunque esté lleno de tristeza. Los tesoros de Dios están enterrados en corazones rotos.

Un átomo es una jerarquía de diferentes estados de información que definen la probabilidad estadística de encontrar una partícula aquí o allá en el momento de la observación.

La gratitud no es solo una palabra; no es solo un concepto. Es el aliento viviente de tu verdadera existencia en la tierra.

El dolor generalmente sentido en la muerte se debe a la naturaleza de la intensidad de los deseos con los que uno continuó viviendo en el cuerpo físico. Cuanto más amor se tiene por el Ser Universal en la vida, menos será el dolor y la agonía de partir del cuerpo.

La práctica de la paz y la reconciliación es una de las acciones humanas más vitales y artísticas.

Si vivimos en nuestro corazón de unidad, sentiremos la esencia de todas las religiones, que es el amor de Dios. El perdón, la compasión, la tolerancia, la fraternidad y el sentimiento de unidad son los signos de una verdadera religión.

Las despedidas son solo para aquellos que aman con los ojos. Porque para aquellos que aman con el corazón y el alma no existe la separación.

Dejar ir nos da libertad, y la libertad es la única condición para la felicidad. Si, en nuestro corazón, aún nos aferramos a algo—ira, ansiedad o posesión—no podemos ser libres.

Cuando abro mis ojos al mundo exterior, me siento como una gota en el mar. Pero cuando cierro los ojos y miro hacia adentro, veo todo el universo como una burbuja elevada en el océano de mi corazón.

Nuestra mayor fuerza radica en la suavidad y ternura de nuestro corazón.

El que tiene un corazón puro ve lo divino en todos.

La autoindagación debe realizarse continuamente. No funciona si la consideras una actividad a tiempo parcial.

Las personas demasiado inteligentes para involucrarse en la política están condenadas a vivir en sociedades dirigidas por personas que no lo están.

El arte de la felicidad es servir a todos, y todos te servirán.

La vida es un flujo de amor, solo se solicita tu participación.

El cuerpo está compuesto por átomos y partículas subatómicas que se mueven a la velocidad de la luz alrededor de grandes espacios vacíos y el cuerpo emite fluctuaciones de energía e información en un gran vacío, por lo que, esencialmente, tu cuerpo es proporcionalmente tan vacío como el espacio intergaláctico, hecho de nada, pero ese nada es en realidad la fuente de información y energía.

Espiritualmente, ninguna acción es más importante que la rendición. La rendición es el impulso más tierno del corazón, actuando por amor para dar lo que el amado quiera. La rendición es estar alerta a lo que está sucediendo exactamente ahora, sin imponer expectativas del pasado. La rendición es la fe de que el poder del amor puede lograr cualquier cosa, incluso cuando no puedes prever el resultado de una situación.

Nuestras mentes deben meditar sobre algún objeto. Según lo que piensa, un hombre puede crear una atmósfera de resplandor, exuberancia, ligereza; y esto trae alegría. O puede llevar la melancolía consigo. Es una cuestión de hábito mental. Debemos construir nuestra propia vida con nuestros pensamientos. Hay muchas maneras de hacer esto. El arte, la música, incluso el trabajo manual, todo puede traer madurez al alma.

Cada contacto es una oportunidad para tu propio satsang único con tu Ser, no de una manera forzada o artificial, sino manteniendo tu mente dentro de tu Corazón, confiando en el gurú interior y reconociendo cada momento como perfecto en sí mismo y simplemente siendo tú mismo. Esta es la verdadera y natural responsabilidad o más bien la 'capacidad de respuesta', la habilidad para responder sin esfuerzo a las necesidades del momento.