Nada te perturbe; Nada te desanime; Todo pasa; Dios nunca cambia. La paciencia alcanza todo lo que se propone.

Que nada te perturbe, que nada te asuste, aunque todas las cosas pasen, Dios no cambia. La paciencia lo vence todo. Pero el que posee a Dios no carece de nada; porque solo Dios basta.

Todo puede comenzar contigo. Eres la base de cualquier cambio que ocurra en tu sociedad.

El que piensa que puede tener carne y huesos sin estar sujeto a ninguna influencia externa, o a ningún accidente de la materia, desea inconscientemente reconciliar dos opuestos, es decir, estar al mismo tiempo sujeto y no sujeto al cambio. Si el hombre nunca estuviera sujeto al cambio, no podría haber generación; habría un solo ser, pero no individuos formando una especie.

Estamos tan llenos de temores, miedos, que no sabemos exactamente a qué apunta... un gran cambio en nuestra actitud psicológica es inminente, eso es seguro... porque necesitamos más comprensión de la naturaleza humana porque... el único peligro real que existe es el hombre mismo... y no sabemos nada del hombre: su psique debe ser estudiada porque somos el origen de todo el mal venidero.

El estado meditativo es el estado más alto de existencia. Mientras haya deseo, no puede haber verdadera felicidad. Solo el estudio contemplativo, como testigo, de los objetos nos trae verdadero disfrute y felicidad. El animal encuentra su felicidad en los sentidos, el hombre en su intelecto y el dios en la contemplación espiritual. Solo para el alma que ha alcanzado este estado contemplativo el mundo se vuelve realmente hermoso. Para aquel que no desea nada y no se mezcla con ellos, los múltiples cambios de la naturaleza son un panorama único de belleza y sublimidad.

La conciencia del animal comienza a cambiar cuando interactúa con un ser humano que ha ido más allá del pensamiento. No solo los animales nos ayudan a nosotros; también nosotros ayudamos a los animales.

Todo arte aprehende intuitivamente los cambios venideros en el inconsciente colectivo.

Las palabras saturadas de sinceridad, convicción, fe e intuición son como bombas de vibración altamente explosivas, que, cuando se activan, rompen las rocas de las dificultades y crean el cambio deseado.

El mundo es impermanente. [Todo cambia. Saber esto te ayuda a ver el final de cualquier dificultad y así tener esperanza.]

No puedes cambiar el curso de los eventos, pero puedes cambiar tu actitud, y lo que realmente importa es la actitud, no el simple evento.

Los tres tipos de miseria son la miseria del sufrimiento, la miseria del cambio y la miseria generalizada.

Si deseas cambiar el mundo, sé ese cambio.

El Rosario es mi oración favorita. ¡Una oración maravillosa! Maravillosa en su simplicidad y profundidad. En la oración repetimos muchas veces las palabras que la Virgen María oyó del Arcángel, y de su parienta Isabel.

No todos pueden abandonar sus posesiones, pero al menos pueden cambiar su actitud hacia ellas. Todo lo que se obtiene separa de los demás; todo lo que se da une con los demás.

Hay un velo entre la Supermente de arriba y la Prakriti inferior de abajo, el velo de las formaciones arraigadas. Este velo puede retirarse por completo o ser retirado parcialmente. Así, incluso si hay alguna pequeña abertura, con el contacto de la Luz desde arriba, la naturaleza inferior se irá cambiando lentamente.

Los mayores cambios en la naturaleza de una mujer los trae el amor; en el hombre, la ambición.

No te aflijas por alguien que cambia de repente. Puede ser que haya dejado de actuar y haya vuelto a su verdadero yo.

La determinación puede cambiar tu mente. La determinación puede cambiar tu corazón. La determinación puede cambiar tu vida por completo.

La experiencia normal del cuerpo y su envejecimiento es una respuesta condicionada (un hábito de pensamiento y comportamiento). Al cambiar tus hábitos de pensamiento y comportamiento, puedes cambiar la experiencia de tu cuerpo y su envejecimiento.

El hombre no tiene un "yo" permanente e inmutable. Cada pensamiento, cada estado de ánimo, cada deseo, cada sensación dice "yo". Y en cada caso parece darse por sentado que este "yo" pertenece al Todo, al hombre entero, y que un pensamiento, un deseo o una aversión son expresados por este Todo.

El hecho de que se hayan dado leyes al hombre, tanto afirmativas como negativas, apoya el principio de que el conocimiento de Dios sobre los eventos futuros no cambia su carácter. La gran duda que se presenta en nuestra mente es el resultado de la insuficiencia de nuestro intelecto.

Todo cambia y nada permanece quieto.