Debemos darnos cuenta de que no importa dónde ni cómo muera un hombre, si está en estado de pecado mortal y no se arrepiente, cuando podría haberlo hecho y no lo hizo, el Diablo arranca su alma de su cuerpo con tal angustia y dolor que solo una persona que lo ha experimentado puede apreciarlo.

El mal es una manifestación extrema de la inconsciencia humana.

Dado que Dios es el bien más alto, no permitiría que existiera mal alguno en sus obras a menos que su omnipotencia y bondad fueran tales que pudieran sacar el bien incluso del mal.

Lo que un hombre haga, el bien o el mal, regresará a él algún día. Y pagará por todo.

La tentación del mal viene, primero, en forma de pensamientos inquietos que hacen que uno olvide inmediatamente la Presencia de Dios. Esto es seguido de inmediato por la implementación del mal movimiento, ya sea en forma de pasión o ira. Cuando el acto está hecho y el asunto ha terminado, el recuerdo de Dios puede aparecer, pero rara vez surge en presencia de cosas que amamos o odiamos.

Un amigo falso y maligno es más orgulloso y temido que una bestia indomable; una bestia indomable puede morderte la carne, pero un amigo maligno muerde tu intelecto.

La mala compañía siempre debe ser evitada; porque conduce a la lujuria y la ira, la ilusión, el olvido del objetivo, la destrucción de la voluntad (falta de perseverancia) y la destrucción de todo. (Narada Bhakti Sutra)

El amor no espera recompensa. El amor no conoce el miedo. El amor divino da - no exige. El amor no piensa mal; no imputa motivos. Amar es compartir y servir.

BH Gita 3.27 “Todas las buenas y malas obras son hechas por las cualidades de la naturaleza, pero la persona egoísta piensa: ‘Yo soy el hacedor.’”

Otros cometen todo tipo de malas acciones, afirmando que el karma no existe. Erróneamente sostienen que, dado que todo es vacío, cometer maldad no es incorrecto. Tales personas caen en un infierno de oscuridad interminable sin esperanza de liberación. Los sabios no tienen tal concepción.

Es humano errar, pero es diabólico permanecer voluntariamente en el error.

La adoración significa reverencia y humildad. Significa venerar tu verdadero ser y humillar las ilusiones. Si puedes eliminar los deseos malignos y albergar pensamientos buenos, aunque nada se muestre, es adoración. Tal forma es su verdadera forma.

Sufrimos por los males que, por nuestra propia voluntad, nos infligimos y se los atribuimos a Dios, quien está lejos de estar relacionado con ellos.

La segunda clase de males comprende aquellos males que las personas causan a los demás, cuando, por ejemplo, algunos de ellos usan su fuerza contra otros. Estos males son más numerosos que los de la primera clase... también se originan en nosotros mismos, aunque el sufriente no puede evitarlos.

Cada tentación que se resiste, cada pensamiento maligno que se refrena, cada deseo que se subyuga, cada palabra amarga que se contiene, cada aspiración noble que se fomenta, cada pensamiento sublime que se cultiva, contribuye al desarrollo de la fuerza de voluntad, el buen carácter y la obtención de la bienaventuranza eterna e inmortalidad.

Más daño hacen los tontos por su necedad que lo que hacen los malvados por su maldad.

El perdón es sobre todo una decisión personal, una decisión del corazón para ir en contra del instinto natural de devolver el mal con el mal.

Donde hay amor y bondad, el mal no tiene lugar para crecer.

Si meditas y viene el Diablo, haz que el Diablo medite.

Ni los dioses ni los hombres pueden prever cuándo un acto malvado dará su fruto.

Todo ignorante imagina que todo lo que existe, existe con el fin de su propio beneficio; es como si no existiera nada que no sea él. Y si algo le sucede que es contrario a lo que desea, emite el juicio tajante de que todo lo que existe es un mal.

Aquél que no se ha apartado de una conducta malvada, cuyos sentidos están incontrolados, que no está tranquilo, cuyo mente no está en paz, nunca alcanzará este Atman ni siquiera con el conocimiento.

La única religión que debe ser enseñada es la religión de la valentía. Ya sea en este mundo o en el mundo de la religión, es cierto que el miedo es la causa segura de la degradación y el pecado. Es el miedo el que trae miseria, el miedo que trae muerte, el miedo que engendra el mal. ¿Y qué causa el miedo? La ignorancia de nuestra propia naturaleza.