Triple son esos nacimientos supremos de esta fuerza divina que está en el mundo, son verdaderos, son deseables; se mueve allí abierto dentro del Infinito y brilla puro, luminoso y cumplido... De lo que es mortal en los mortales, y poseído de la verdad, es un Dios y establecido interiormente como una energía que trabaja en nuestros poderes divinos... Alza tu ser, oh Fuerza, atraviesa todos los velos, manifiéstate como las cosas de la Divinidad.

Cuando un hombre en el proceso de soñar se da cuenta de que está soñando, ya no se identifica con los fenómenos; no se ve afectado ni exultantemente ni melancólicamente. Dios sueña conscientemente Su juego cósmico y no se ve afectado por sus dualidades. Un yogui que percibe su verdadero ser como separado de sus sentidos activos y sus objetos nunca se apega a nada. Él es consciente de la naturaleza soñadora del universo y lo observa sin quedar atrapado en su naturaleza compleja pero efímera.

La estupidez también es un don de Dios, pero no se debe malutilizar.

Basta con entregarse. La entrega es darse a la causa original del ser. No te engañes imaginando que esta fuente es algún Dios fuera de ti. Tu fuente está dentro de ti. Entrégate a ella. Eso significa que debes buscar la fuente y fundirte con ella.

La gracia de Dios consiste en el hecho de que Él brilla en el corazón de todos como el Ser; ese poder de gracia no excluye a nadie, sea bueno o no.

Todo es divino, todo es Dios, y la unidad es divinidad.

Cuando el hombre da la espalda al plan del Creador, provoca un desorden que tiene repercusiones inevitables en el resto del orden creado. Si el hombre no está en paz con Dios, entonces la tierra misma no puede estar en paz.

Si sientes orgullo, que sea en el pensamiento de que eres el siervo de Dios, el hijo de Dios. Los grandes hombres tienen la naturaleza de un niño. Siempre son un niño ante Él; por eso están libres de orgullo. Toda su fuerza es de Dios y no de ellos mismos. Le pertenece a Él y viene de Él.

De María aprendemos a rendirnos a la Voluntad de Dios en todas las cosas. De María aprendemos a confiar incluso cuando toda esperanza parece perdida. De María aprendemos a amar a Cristo, su Hijo y el Hijo de Dios.

Ten fe en Dios y en ti mismo; eso curará todo. Espera lo mejor, espera lo mejor, trabaja para lo mejor y todo saldrá bien al final.

Si hay errores en otras religiones, eso no es asunto nuestro. Dios, a quien pertenece el mundo, se encarga de eso.

Las olas pertenecen al Ganges, no el Ganges a las olas. Un hombre no puede realizar a Dios a menos que se deshaga de todas esas ideas egotísticas como "Soy un hombre tan importante" o "Soy tal y cual". Nivela el montículo del "yo" hasta el suelo disolviéndolo con lágrimas de devoción.

Recuerda siempre, nada puede tocarte si amas a Dios interiormente.

El amor puro a Dios es lo esencial. Todo lo demás es irreal.

La imagen de Dios en el hombre no fue destruida por la Caída, sino solo dañada y corrompida (deformada).

Solo hay una Alma en el Universo. No hay 'tú' ni 'yo'; toda la variedad se fusiona en la unidad absoluta, la única existencia infinita - Dios.

La meditación es esperar en Dios.

Necesitamos encontrar a Dios, y no se le puede encontrar en el ruido y la inquietud. Dios es el amigo del silencio. Mira cómo la naturaleza - los árboles, las flores, la hierba - crece en silencio; mira las estrellas, la luna y el sol, cómo se mueven en silencio... Necesitamos silencio para poder tocar las almas.

El sol es Kali (Diosa Kali), yo mismo soy Kali. Pensando en Kali, me convierto en Kali. Ahora seré el padre de Kali, Brahma, el Ser último.

El amor es un desafío constante, arrojado a nosotros por Dios.

La oración hace que tu corazón se haga más grande, hasta que sea capaz de contener el mismo don de Dios. La oración engendra fe, la fe engendra amor y el amor engendra servicio en nombre de los pobres.

A medida que los pensamientos mundanos disminuyen, los pensamientos de Dios aumentan. Normalmente, la mente está deseando todo el tiempo estas cosas mundanas. A medida que los deseos se eliminan uno por uno, la paz se vuelve más fuerte.

Dios es la madre y el padre del mundo. Nuestros padres son la madre y el padre de este cuerpo.