La gratitud es una de las formas más efectivas de ponerte en contacto con tu alma.

La gratitud es la fuerza creativa, la madre y el padre del amor. Es en la gratitud donde existe el amor real. El amor solo se expande cuando hay gratitud. El amor limitado no ofrece gratitud. El amor limitado está inmediatamente atado a algo, a deseos constantes o demandas constantes. Pero cuando es amor ilimitado, amor constante, entonces la gratitud sale a la luz. Este amor se convierte en toda gratitud.

Todos los momentos son hermosos, solo tienes que ser receptivo y rendido. Todos los momentos son bendiciones, solo tienes que ser capaz de verlos. Todos los momentos son bendiciones. Si los aceptas con una profunda gratitud, nada nunca saldrá mal.

La actitud de gratitud es el yoga más alto.

La vida del tonto está vacía de gratitud y llena de temores; su curso se dirige completamente hacia el futuro.

Las cosas que más merecen nuestra gratitud las damos por sentadas. Sin aire no podemos vivir más de un minuto o dos. Todos los días respiramos hacia adentro y hacia afuera, pero ¿alguna vez sentimos gratitud por el aire? Si no bebemos agua, no podemos sobrevivir. Incluso nuestro cuerpo está compuesto en gran parte por agua. Pero, ¿le damos algún valor al agua? Cada mañana, cuando abrimos los ojos, vemos el sol bendiciéndonos con luz y energía vital, que necesitamos con urgencia. Pero, ¿estamos agradecidos por el sol?

El amor se preserva por la sabiduría. Se destruye por la demanda, se prueba por la duda, se alimenta por el anhelo. Florece con la fe y crece con la gratitud.

La gratitud es lo más dulce en la vida de un buscador, en toda la vida humana. Si hay gratitud en tu corazón, entonces habrá una tremenda dulzura en tus ojos.

La curación comienza cuando podemos empezar a sentir más gratitud porque nuestro hijo llegó a nuestra vida que desesperación e indignación porque nuestro hijo murió. La gratitud es lo que cura la desesperación.

Recordemos el pasado con gratitud, vivamos el presente con entusiasmo y miremos al futuro con confianza.

Únete a mí en la pura atmósfera de gratitud por la vida.

Mi intención hoy es expandir el flujo de abundancia a través de la energía de la gratitud.

La gratitud no es solo una palabra; no es solo un concepto. Es el aliento viviente de tu verdadera existencia en la tierra.

Sirvamos al mundo con el alma. El pago que recibiremos por nuestro servicio será en la moneda de la gratitud, la gratitud de Dios, la única gratitud de Dios.

Viste la gratitud como un manto y alimentará cada rincón de tu vida.

Si tienes verdadera gratitud, se expresará automáticamente. Será visible en tus ojos, alrededor de tu ser, en tu aura. Es como la fragancia de una flor. En la mayoría de los casos, si hay una flor hermosa, la fragancia estará allí de forma natural. La flor y su fragancia no pueden separarse.

Tu iluminación es perfecta solo cuando el silencio se convierte en una celebración. De ahí mi insistencia en que después de meditar debes celebrar. Después de haber estado en silencio debes disfrutarlo, debes dar gracias. Debes mostrar una profunda gratitud hacia todo solo por la oportunidad de ser, de meditar, de estar en silencio, de reír.

Los hombres buenos y los malos difieren radicalmente. Los hombres malos nunca aprecian la bondad que se les muestra, pero los sabios aprecian y son agradecidos. Los sabios tratan de expresar su aprecio y gratitud mediante algún retorno de bondad, no solo a su benefactor, sino a todos los demás.

La oración es una aspiración del corazón, es una simple mirada dirigida al cielo, es un grito de gratitud y amor en medio de la prueba y la alegría; finalmente, es algo grande, sobrenatural, que expande mi alma y la une a Jesús.

Ser bendecido es vivir en gratitud, para que Dios pueda cumplirte para siempre.

La gratitud es pura felicidad. La felicidad es perfección segura.

El amor es desinteresado cuando se da simplemente para complacer a otro sin esperar nada a cambio. El amor desinteresado se ofrece con un espíritu de gratitud, entusiasmo y coraje. Da una satisfacción interior que hace que todos los placeres egoístas palidezcan en comparación.

Una persona, por muy erudita y cualificada que sea en su trabajo de vida, que carezca de gratitud, está desprovista de esa belleza de carácter que hace que la personalidad sea fragante.