La gratitud de mi corazón es la plenitud de mi vida.

La tormenta truena en mi corazón; me resulta difícil creer en la existencia de algo, excepto las nubes que limitan mi horizonte.

La oración sin corazón es una pérdida de tiempo.

Lo que llamas el ser psíquico es la mente del vital. El corazón es el asiento de esta mente. Y esta mente es la esencia de los sentidos. Recibe cosas del exterior, actúa sobre las cosas que están fuera, sabe, da consentimiento, se interesa en ellas. Pero esta mente no puede ser el Ishwara, pero es el que conoce, el que da el consentimiento.

Renuncia a la sal, renuncia al azúcar, renuncia a las especias, renuncia a las verduras, renuncia a los chutneys, renuncia al tamarindo. Sirve a los Bhangis, sirve a los villanos, sirve a los inferiores, quita la materia fecal. No vengarse, no resistir el mal, devolver el bien por el mal, soportar el insulto y la injuria. Olvida como un niño cualquier lesión hecha por alguien inmediatamente. Nunca lo guardes en el corazón. Esto enciende el odio.

Dios mora en ti, como tú, y no tienes que 'hacer' nada para ser realizado como Dios o Realizado en el Ser, ya es tu estado verdadero y natural. Simplemente abandona toda búsqueda, dirige tu atención hacia adentro y sacrifica tu ego a Ese Único que irradia en el Corazón de tu ser. Para que esto sea tu propia experiencia vivida en el presente, la Meditación de Investigación del Ser es una forma directa e inmediata.

La experiencia de un corazón triste y tierno es lo que da lugar a la valentía. Convencionalmente, ser valiente significa no tener miedo o que, si alguien te golpea, tú le devuelvas el golpe. Pero no estamos hablando de ese nivel de valentía de luchador de calle. La verdadera valentía es el producto de la ternura. Proviene de permitir que el mundo haga cosquillas a tu corazón, tu corazón desnudo. Estás dispuesto a abrirte, sin resistencia ni timidez, y enfrentar al mundo.

Recuerda las palabras de Cristo: "Pide, y se te dará; busca, y hallarás; llama, y se te abrirá." Estas palabras son literalmente verdaderas, no figuras o ficción. Fueron el flujo de la sangre del corazón de uno de los mayores hijos de Dios que jamás hayan venido a este mundo nuestro; palabras que salieron como el fruto de la realización, de un hombre que había sentido y realizado a Dios mismo; que había hablado con Dios, vivido con Dios, cien veces más intensamente que tú o yo vemos este edificio.

El camino que Jesús les muestra no es fácil. Más bien, es como un sendero que asciende por una montaña. ¡No pierdan el ánimo! Cuanto más empinada sea la senda, más rápido asciende hacia horizontes cada vez más amplios.

Hablar de Dios no es una creencia. Un hombre cree en Dios cuando realmente cree en sí mismo porque Dios vive en el núcleo de nuestro corazón.

El amor ordinario es egoísta, profundamente enraizado en deseos y satisfacciones. El amor divino es sin condiciones, sin fronteras, sin cambio. El flujo del corazón humano se va para siempre con el toque hipnótico del amor puro.

En la cavidad del Corazón, el único Brahman como un 'Yo' que persiste siempre brilla directamente en la forma del Ser. Entra en el Corazón, con la mente en busca o en un descenso más profundo. O por la restricción del movimiento de la vida, mantente firmemente en el Ser.

Fue crucificado para que su espíritu pudiera extenderse por todo el mundo. Sacrificó su cuerpo por el dharma. Nunca murió, nunca murió. Él es Atman (el Alma), viviendo en los corazones de todos.

A través del trabajo desinteresado, el amor a Dios crece en el corazón.

Nuestro propio cerebro, nuestro propio corazón es nuestro templo; la filosofía es la bondad.

Cuando medites, ve a la soledad de un bosque o a un rincón tranquilo, y entra en la cámara de tu corazón. Y siempre mantén despierta tu capacidad de discriminación.

El arte surge de la interacción de la mente y el corazón.

La vida es corta. El tiempo es fugaz. Realiza el Ser. La pureza del corazón es la puerta a Dios. Aspira. Renuncia. Medita. Sé bueno; haz el bien. Sé amable; sé compasivo. Investiga, conócete a ti mismo.

Aquel que ha realizado el Ser en el Corazón ha trascendido las dualidades y nunca se desconcierta.

Mi corazón está sintonizado con la quietud que inspira el silencio de la naturaleza.

La religión del sufismo es la religión del corazón. La principal moral del sufismo es considerar el corazón de los demás, para que en el placer y el desagrado de su prójimo vea el placer y el desagrado de Dios.

Cuando hay amor en nuestro corazón, solo saldrá amor.

Si Dios parece lento en responder, es porque está preparando un mejor regalo. No nos negará. Dios retiene lo que aún no estamos listos para recibir. Él quiere que tengas un deseo vivo por Sus mayores dones. Todo esto significa, reza siempre y no pierdas el ánimo.