La alegría no necesita objeto; es nuestra propia naturaleza.

La verdadera humildad significa dar alegría a los demás.

Si quieres hacer algo bueno en el mundo, lo mejor que puedes hacer es dar alegría a los demás.

La felicidad está dentro. La alegría está dentro. El amor está dentro. El reino de los cielos está dentro. Pero estamos buscando afuera.

La gente busca la alegría en todas partes sin saber que el Ser es la fuente de toda alegría.

Él es el verdadero Guru que puede revelar la forma de lo sin forma ante tus ojos; que enseña el camino sencillo, sin ritos ni ceremonias; que no te obliga a cerrar tus puertas, a aguantar la respiración y a renunciar al mundo; que te hace percibir el Espíritu Supremo siempre que la mente se adjunta a Él; que te enseña a estar quieto en medio de todas tus actividades. Sin miedo, siempre inmerso en la dicha, mantiene el espíritu del yoga en medio de los placeres.

Incluso en un momento de estrés, puedes decir: "OK, ¿puedo disfrutar del hacer en sí? ¿Puedo disfrutar del flujo de energía de este momento?" ¡Y por supuesto que puedes!

El Camino del Amor no es un camino tedioso. Es un camino de alegría. Es un camino de canto y danza. No es un desierto. Es un valle de flores.

Tal vez no podamos dar mucho, pero siempre podemos dar la alegría que brota de un corazón enamorado de Dios.

Si eres un receptor de felicidad, obtienes miseria; si eres un dador de felicidad, obtienes alegría y amor.

La prisa por disfrutar roba la alegría de la vida y solo niega la felicidad y la libertad del aquí y ahora.

Aquellos que permanecen contentos fácilmente permanecen pequeños: pequeñas son sus alegrías, pequeñas son sus éxtasis, pequeños son sus silencios, pequeño es su ser. Pero no es necesario. ¡Esta pequeñez es tu propia imposición sobre tu libertad, sobre tus posibilidades ilimitadas, sobre tu potencial ilimitado!

La vida es amor, disfrútala. La vida es misterio, conócelo. La vida es promesa, cúmplela.

Todas las cosas que realmente importan, belleza, amor, creatividad, alegría y paz interior surgen desde más allá de la mente.

La meditación es una técnica para integrar la personalidad de uno, para poder vivir y disfrutar de una vida plena de todas las glorias: mundanas y divinas.

El habla ruidosa, la profusión de palabras y la habilidad en exponer las escrituras son solo para el disfrute de los eruditos. No conducen a la liberación.

La respuesta más saludable a la vida es la alegría.

¿Sabes lo que es dar tu comida a otro y quedarte sin ella? Da una felicidad que ninguna cena comida por ti mismo puede dar. ¿Sabes lo que es dar tu abrigo a otro y quedarte sin él? Da una alegría que la satisfacción de tus propios deseos no puede darte.

La fuente del amor está profunda en nosotros y podemos ayudar a otros a realizar mucha felicidad. Una palabra, una acción, un pensamiento puede reducir el sufrimiento de otra persona y traerle alegría.

La alegría no depende de las circunstancias externas. La alegría es algo que podemos tener bajo todas las circunstancias, cuando estamos tristes o felices. Las circunstancias externas siempre son neutrales. Parecen ser felices o tristes según las actitudes felices o tristes de la mente.

Dormí y soñé que la vida era alegría. Desperté y vi que la vida era servicio. Actué y he aquí, el servicio era alegría.

Con cada minuto, cada respiración, cada átomo de nuestros cuerpos, debemos repetir este mantra: dedicación, dedicación, dar, dar, amar, amar. Esa es la mejor yoga que nos traerá paz y alegría permanentes.

No hemos venido aquí para tomar prisioneros, sino para rendirnos cada vez más profundamente a la libertad y la alegría.