Afortunadamente, en su bondad y paciencia, la Naturaleza nunca ha puesto la fatal pregunta sobre el sentido de sus vidas en la boca de la mayoría de las personas. Y donde nadie pregunta, nadie necesita responder.

Los malvados existen en este mundo para ser convertidos o para que a través de ellos los buenos ejerciten paciencia.

El mal nunca puede sobrevivir, aunque por un tiempo pueda parecer triunfar. Solo es cuestión de nuestra resistencia y paciencia.

La paciencia es la compañera de la sabiduría.

Si, como el profeta Noé, tienes paciencia en la angustia del diluvio, la calamidad se aparta y el deseo de mil años sale a la luz.

El gran sufrimiento trae consigo el poder de una gran resistencia. Cuando el dolor es más profundo, todas las fuerzas de la paciencia y el coraje se unen para cumplir con su deber. Así que, mientras somos cobardes ante las pequeñas dificultades, los grandes dolores nos hacen valientes al despertar nuestra verdadera virilidad.

La paciencia es la madre de la voluntad.

Este es mi deseo para ti: Consuelo en los días difíciles, sonrisas cuando la tristeza irrumpe, arcoíris para seguir las nubes, risas que besen tus labios, atardeceres que calienten tu corazón, abrazos cuando el ánimo decae, belleza para tus ojos, amistades que iluminen tu ser, fe para que puedas creer, confianza para cuando dudes, coraje para conocerte a ti mismo, paciencia para aceptar la verdad, amor para completar tu vida.

La paciencia es la clave de la satisfacción.

Es muy útil pensar en la adversidad no tanto como una amenaza para nuestra paz mental, sino más bien como el medio por el cual se alcanza la paciencia.

Si hay algo que da realeza al alma, es la paciencia. ¿Cuál fue el secreto de los maestros que han logrado grandes cosas, que han inspirado a muchos y que han ayudado a muchas almas? Su secreto era la paciencia.

No es solo la constitución física de una persona, su inteligencia, su educación o incluso su condicionamiento social lo que le permite soportar las adversidades. Lo mucho más significativo es su desarrollo interior. Y aunque algunos puedan sobrevivir a través de la pura fuerza de voluntad, los que menos sufren son aquellos que tienen un alto grado de paciencia y coraje frente a la adversidad.

Mantén una conciencia constante y un esfuerzo consciente por decir buenas palabras, realizar buenas acciones y practicar la paciencia y la compasión.

Nadie se vuelve puro y desinteresado de la noche a la mañana; requiere tiempo y esfuerzo concentrado, junto con una enorme paciencia y amor.

El que tiene infinita paciencia y energía infinita detrás de él, solo él tendrá éxito.

El progreso puede ser lento y gradual. Sigue esforzándote con paciencia, entusiasmo y fe.

La perfecta salud, sinceridad, honestidad, franqueza, valentía, desinterés, altruismo, paciencia, resistencia, perseverancia, paz, calma, autocontrol son todas cosas que se enseñan infinitamente mejor por ejemplo que por bellos discursos.

Adquiere una voluntad firme y la mayor paciencia.

La recompensa de la paciencia es la paciencia.

Una de las expresiones de la dependencia excesiva de la tecnología en Occidente se puede ver en la falta de paciencia en la sociedad industrial. Cuando tratas con tecnología, todo sucede con solo presionar un botón. Esto te condiciona a volverte tan impaciente que, cuando tienes una crisis emocional o personal, no dejas tiempo para que la solución surta efecto. Esto lleva a todo tipo de respuestas impulsivas, como peleas, discusiones, etc.

Cultivar la disciplina interior es algo que lleva tiempo; esperar resultados rápidos es simplemente una señal de impaciencia.

La decisión de relajarse en lugar de agarrar, incluso frente a la impaciencia o el miedo, es una elección consciente y valiente.