No hay diferencia en la realización de la Verdad por parte de un musulmán, hindú, zoroastriano o cristiano. La diferencia está solo en las palabras y términos. La Verdad no es un monopolio de una raza o religión en particular.

La fuerza del amor es la misma que la fuerza del alma o la verdad.

Ten cuidado con la ira de la boca. Domina tus palabras. Que sirvan a la verdad.

El mal se propaga con el viento; la verdad es capaz de propagarse incluso en su contra.

El Dios de la Verdad y la Justicia nunca creará distinciones entre sus propios hijos.

Un hombre que está influenciado por emociones negativas puede tener buenas intenciones, puede ser veraz en palabras, pero nunca encontrará la Verdad.

Si te esfuerzas por encontrar tu Ser usando tu mente, te esforzarás en vano, porque la mente no puede darte la Verdad. Tú eres ese Ser. Todo lo demás es una ilusión creada por la mente.

Ve la verdad, y verásme.

El silencio le dice al buscador en nosotros que ame, que se ame a sí mismo. Nos dice que es incorrecto odiarnos a nosotros mismos debido a nuestras imperfecciones. Cuando el buscador se ama a sí mismo, ama lo Divino dentro de sí mismo, eventualmente realiza la Verdad Última.

Creer en Dios y experimentar su presencia en cada momento son dos cosas diferentes. Antes de la experiencia directa de la verdad, se puede creer en la existencia de Dios, pero esa creencia sigue siendo imperfecta.

La verdad es solo una, pero los caminos para realizarla son muchos.

La verdad sufre, pero nunca muere.

El que sabe, no sabe; el que no sabe, sabe. Esto es una declaración en los Upanishads, lo que significa que quien ha realizado la Verdad no tiene conciencia de sí mismo, y quien la tiene no conoce la Verdad.

La meditación es el ojo que ve la Verdad, el corazón que siente la Verdad y el alma que realiza la Verdad.

Todos los problemas de la Iglesia, todos los males del mundo, provienen de esta fuente: que los hombres no penetran en las verdades de las Sagradas Escrituras con conocimiento claro y firme y seria consideración.

La mayor bondad que uno puede hacer a cualquier hombre es conducirlo a la verdad.

Es bueno y sabio quien siempre habla la verdad, actúa según los dictados de la virtud e intenta hacer a los demás buenos y felices.

Quien eres, en verdad, quien todos son, es entero, perfecto y hermoso. Y si eso puede ser reconocido, ¡es posible que la autolesión pueda detenerse!

Un hombre verdaderamente religioso debe pensar que otras religiones también tienen muchos caminos que conducen a la verdad. Siempre se debe mantener una actitud de respeto hacia otras religiones. No disputes, mientras te mantienes firme en tu propia fe y opinión, permite a los demás la misma libertad para sostener su propia fe y opinión.

Sabe que la erradicación de la identificación con el cuerpo es caridad, austeridad espiritual y sacrificio ritual; es virtud, unión divina y devoción; es el cielo, la riqueza, la paz y la verdad; es gracia; es el estado de silencio divino; es la muerte inmortal; es jnana, renuncia, liberación final y dicha.

La sagrada escritura desea simplemente declarar que el mundo fue creado por Dios, y para enseñar esta verdad se expresó en términos de la cosmología en uso en la época del escritor. Cualquier otra enseñanza sobre el origen y la composición del universo es tan ajena a las intenciones de la Biblia, que no desea enseñar cómo fue hecho el cielo, sino cómo se llega al cielo.

Ser deseable significa estar cómodo con tu propia ambigüedad. La realidad más ambigua es que somos carne y espíritu al mismo tiempo. Dentro de todos hay luz y sombra, bien y mal, amor y odio. Para ser veraz, debes abrazar tu ser total. Una persona que exhibe tanto cualidades positivas como negativas, fortalezas y debilidades, no está defectuosa, sino completa.

Si la religión y la vida dependen de los libros o de la existencia de cualquier profeta, ¡que perezcan todas las religiones y libros! La religión está en nosotros. Ningún libro ni maestro puede hacer más que ayudarnos a encontrarla, y aun sin ellos podemos encontrar toda la verdad dentro de nosotros. Ten gratitud por los libros y los maestros sin estar atado a ellos; y adora a tu Gurú como a Dios, pero no le obedezcas ciegamente; ámalo todo lo que quieras, pero piensa por ti mismo. Ninguna creencia ciega puede salvarte, trabaja tu propia salvación. Ten solo una idea de Dios: que Él es una ayuda eterna.