Pregúntate constantemente: "¿Cuál es la cosa correcta que debo hacer?" Comportaos hacia todos como si recibierais a un gran invitado.

De innumerables complejidades debemos crecer hacia la simplicidad; debemos volvernos simples en nuestra vida interior y en nuestras necesidades externas.

Puedes vivir en el mundo y aún así ser espiritual. Ser espiritual significa estar consciente de la Realidad todo el tiempo.

El dharma nos guía, nos protege y nos muestra el camino a seguir en tiempos de oscuridad.

Sigamos adelante en paz, nuestros ojos puestos en el cielo, el único objetivo de nuestros trabajos.

Los más fuertes de nosotros son aquellos que son fuertes espiritualmente, y un guerrero espiritual es uno de vulnerabilidad.

La mente de quien medita sobre un solo objeto se convierte en unificada. Y la unidad de la mente conduce a la permanencia en el ser. El verdadero logro es estar completamente consciente, ser consciente de los alrededores y de las personas a tu alrededor, moverse entre ellos todos, pero sin fusionar la conciencia con el entorno. Uno debe permanecer en la conciencia interior e independiente.

Existes en el tiempo, pero perteneces a la eternidad. Eres una penetración de la eternidad en el mundo del tiempo. Eres inmortal, viviendo en un cuerpo de muerte. Tu conciencia no conoce la muerte, ni el nacimiento. Solo tu cuerpo nace y muere. Pero no eres consciente de tu conciencia. No eres consciente de tu conciencia. Y esa es toda el arte de la meditación; llegar a ser consciente de la conciencia misma.

Recuerda, no eres tan miserable como te has hecho parecer. También eres Dios, y cultivar esta conciencia constante dentro de ti te ayudará a evitar falsos apegos, a identificarte con tu cuerpo, mente y sentidos. Por eso debes decirte a ti mismo: "El cuerpo, la mente y los sentidos son míos, pero no son yo, porque yo soy esa llama eterna que no está sujeta al cambio, la muerte o la descomposición". Esta conciencia siempre debe estar contigo.

El 'Yo' deja de lado la ilusión del 'Yo' y sin embargo sigue siendo 'Yo'. Tal es la paradoja de la autorrealización. Los Realizados no ven ninguna paradoja en ello. Considera el caso del devoto. Se acerca a Dios y ora para ser absorbido en Él. Luego se entrega en fe y concentración. ¿Y qué queda después? En lugar del 'Yo' original, la autoentrega deja un residuo de Dios en el que el 'Yo' se pierde. Esa es la forma más alta de devoción o entrega y el pico del desapego.

Se dice sobre el Señor Buda que mostró amor y compasión a la humanidad al ver cómo toda la humanidad iba al infierno debido a la matanza de animales. Por eso apareció para enseñar ahimsa, no violencia, teniendo compasión por los animales y los seres humanos. En la religión cristiana también se dice claramente: 'No matarás'. Así que en todas partes se restringe el matar animales. En ninguna religión se permite la matanza innecesaria de animales. Pero nadie se preocupa. El proceso de matar está aumentando y también lo están haciendo las reacciones. Cada diez años encontrarás una guerra. Estas son las reacciones.

Para un futuro mejor, más feliz, más estable y civilizado, cada uno de nosotros debe desarrollar un sincero y cálido sentimiento de hermandad.

El pecado y la virtud son un juego de resistencia que jugamos con Dios en sus esfuerzos por acercarnos a la perfección.

La meditación significa liberarse constantemente del apego de la mente. Al dejar ir incluso el pensamiento 'yo' y 'mí', ¿qué queda? No hay ningún lugar donde estar y nadie que esté allí. No hay separación en ninguna parte. Conciencia pura. Ni esto, ni aquello. Solo claridad y ser.

La conciencia está siempre allí. No necesita ser realizada. Abre la persiana de la mente y será inundada de luz.

La meditación trascendental abre la conciencia al reservorio infinito de energía, creatividad e inteligencia que yace profundamente dentro de cada uno.

Cuando te subas al coche, después de cerrar la puerta, haz una pausa durante unos segundos y observa el flujo de tu respiración. Hazte consciente de una sensación silenciosa pero poderosa de presencia.

Haz que tu meditación sea un estado continuo de la mente. Una gran adoración está ocurriendo todo el tiempo, por lo que nada debe ser descuidado o excluido de tu constante conciencia meditativa.

El amor no espera recompensa. El amor no conoce el miedo. El amor divino da - no exige. El amor no piensa mal; no imputa motivos. Amar es compartir y servir.

Solo los cobardes pecan, los valientes nunca, ni siquiera en la mente.

La fe absoluta e incuestionable en Dios es el mayor método de curación instantánea. Un esfuerzo constante para despertar esa fe es el deber más alto y gratificante del hombre.

Un ser cuya conciencia es totalmente libre, que no se aferra a nada, está liberado.

Dios recompensa de acuerdo con la manera en que es concebido o aproximado.