El amor de Dios nos eleva y nos ensancha. Ya no puedo pensar en mí mismo como exclusivamente en este cuerpo; siento que estoy presente en todos los cuerpos. No tengo consciencia de la raza ni de ninguna otra distinción. En mis percepciones, así como siento mi propia conciencia en cada parte de mi forma física, siento que todos ustedes son una parte de mí. Todo lo que es vivo lo siento dentro de este cuerpo. Conozco las sensaciones de todos. No es imaginación; es auto-realización. Esta conciencia está muy por encima de la telepatía. Es la conciencia de las percepciones de cada ser. Ese es el significado de la Conciencia Cristiana.

El que tiene la mente vuelta hacia adentro está siempre en dicha.

Aquellos cuya conciencia espiritual ha sido despertada nunca hacen un movimiento falso. No tienen que evitar el mal. Están tan llenos de amor que todo lo que hacen es una buena acción. Son completamente conscientes de que no son los hacedores de sus acciones, sino solo siervos de Dios.

Creo que el hilo que hilamos es capaz de remendar el roto telar y urdimbre de nuestra vida.

La guerra debe pertenecer al trágico pasado, a la historia: no debe encontrar lugar en la agenda de la humanidad para el futuro.

Cada cosa tiende a moverse hacia su propia naturaleza. Siempre deseo la felicidad que es mi verdadera naturaleza. Mi naturaleza nunca es una carga para mí. La felicidad nunca es una carga para mí, mientras que la tristeza sí lo es.

Sé feliz por los que están felices, ten compasión por los infelices y mantén la ecuanimidad hacia los malvados.

La paz no es solo la ausencia de guerra. Como una catedral, la paz debe construirse pacientemente y con fe inquebrantable.

Para lograr ese estado de felicidad duradera y paz absoluta, primero debemos saber cómo calmar la mente, concentrarnos y trascender la mente. Al volcar la concentración de la mente hacia adentro, hacia el ser, podemos profundizar esa experiencia de concentración perfecta. Este es el estado de la Meditación.

El propósito de la creación es la belleza. La naturaleza, en todos sus diversos aspectos, se desarrolla hacia la belleza, y por lo tanto es evidente que el propósito de la vida es evolucionar hacia la belleza.

La Persona Verdadera se beneficia pero no espera recompensa, hace el trabajo y sigue adelante. No hay deseo de ser considerado mejor que los demás.

Para mí, la oración es una oleada del corazón; es una mirada simple dirigida hacia el cielo, es un grito de reconocimiento y de amor, que abraza tanto la prueba como la alegría.

Para mí, la oración es un salto hacia arriba del corazón, una mirada tranquila hacia el cielo, un grito de gratitud y amor que emito desde lo más profundo del dolor, así como desde las alturas de la alegría.

Soy un firme creyente en el 'pensamiento negativo' cuando se usa correctamente. Necesitamos ser CONSCIENTES de los negativos para poder evitarles. Un golfista necesita saber dónde están los bunkers y los trampas de arena, pero no piensa continuamente en el bunker, donde no quiere ir. Su mente echa un vistazo al bunker, pero se CONCENTRA en el green.

Debes darte cuenta, ante todo, de que eres la prueba de todo, incluso de ti mismo. Nadie puede probar tu existencia, porque su existencia debe ser confirmada por ti primero. Tu ser y tu saber no los debes a nadie. Recuerda, estás completamente por tu cuenta. No vienes de ningún lado, no vas a ningún lado. Eres un ser atemporal y conciencia.

Incluso cuando una persona sufre dolor a consecuencia de una espina que ha entrado en su mano, aunque se extraiga de inmediato, es un castigo que le ha sido infligido, y el menor placer que disfrute es una recompensa; todo esto se reparte por estricta justicia; como dice la Escritura: "todos Sus caminos son juicio" (Deut. xxxii. 4); solo ignoramos el funcionamiento de ese juicio.

Mantén viva la memoria de tu verdadera naturaleza, incluso mientras trabajas, y evita la prisa que te hace olvidar. Sé deliberado. Practica la meditación para aquietar la mente y hacerla consciente de su verdadera relación con el Ser que la sostiene. No imagines que eres tú quien hace el trabajo. Piensa que es el corriente subyacente quien lo hace. Identifícate con la corriente.

Este es mi deseo para ti: Consuelo en los días difíciles, sonrisas cuando la tristeza irrumpe, arcoíris para seguir las nubes, risas que besen tus labios, atardeceres que calienten tu corazón, abrazos cuando el ánimo decae, belleza para tus ojos, amistades que iluminen tu ser, fe para que puedas creer, confianza para cuando dudes, coraje para conocerte a ti mismo, paciencia para aceptar la verdad, amor para completar tu vida.

Los que hemos tocado la guerra tenemos el deber de llevar la verdad sobre la guerra a aquellos que no han tenido una experiencia directa de ella. Somos la luz en la punta de la vela. Realmente es caliente, pero tiene el poder de brillar e iluminar. Si practicamos la atención plena, sabremos cómo mirar profundamente en la naturaleza de la guerra y, con nuestra visión, despertar a las personas para que juntos podamos evitar repetir los mismos horrores una y otra vez.

El hombre es un ser en transición, no es final; en él y más allá de él ascienden los grados radiantes que conducen a una divinidad sobrehumana. El paso del hombre al superhombre es el próximo logro que se acerca en la evolución de la tierra. Allí se encuentra nuestro destino y la clave liberadora de nuestra existencia humana, que aspira pero es atormentada y limitada – inevitable porque es a la vez la intención del Espíritu interior y la lógica del proceso de la Naturaleza.

Hay tres tipos de amor; desinteresado, mutuo y egoísta. El amor desinteresado es el más alto; El amante sólo se preocupa por el bienestar del amado y no se preocupa por sus propios sufrimientos. En el amor mutuo el amante no sólo quiere la felicidad de su amado; pero también tiene un ojo hacia su propia felicidad. Es intermedio. El amor egoísta es el más bajo. Sólo busca su propia felicidad, sin importar si el amado sufre ventura o desdicha.

El hinduismo... no se dio un nombre, porque no se fijó límites sectarios; no reclamó una adhesión universal, no afirmó ningún dogma infalible único, no estableció un solo camino estrecho ni puerta de salvación; fue menos una doctrina o culto que una tradición en constante expansión del esfuerzo espiritual hacia Dios del espíritu humano. Una inmensa provisión de múltiples facetas y etapas para la construcción y el hallazgo espiritual del ser, tenía algún derecho a hablar de sí mismo con el único nombre que conocía, la religión eterna, Sanatana Dharma.

El momento en que te haces consciente del ego en ti, estrictamente hablando, ya no es el ego, sino solo un viejo patrón mental condicionado. El ego implica inconsciencia. La consciencia y el ego no pueden coexistir.