La meditación no es la búsqueda del placer ni la búsqueda de la felicidad. La meditación, por el contrario, es un estado mental en el que no hay concepto ni fórmula, y por lo tanto, total libertad. Solo a tal mente le llega esta dicha sin ser buscada ni invitada. Una vez que está allí, aunque vivas en el mundo con todo su ruido, placer y brutalidad, no tocarán esa mente.

Lo que existe en verdad es el Ser únicamente. El mundo, el alma individual y Dios son apariencias en él. Como la plata en la madreperla, estos tres aparecen al mismo tiempo y desaparecen al mismo tiempo. El Ser es aquello donde no existe absolutamente ningún "pensamiento de yo". Eso se llama "Quietud". El Ser mismo es el mundo; el Ser mismo es el "yo"; el Ser mismo es Dios; todo es Siva, el Ser.

Si los seres humanos dependemos solo del desarrollo material, no podemos estar seguros de un resultado positivo. El uso de la tecnología motivada por la ira y el odio probablemente será destructivo. Solo será beneficioso si buscamos el bienestar de todos los seres. Los seres humanos son la única especie con el potencial de destruir el mundo. Debido a los riesgos del deseo y la codicia desenfrenados, necesitamos cultivar la satisfacción y la simplicidad.

No evites el contacto con el sufrimiento ni cierres los ojos ante el sufrimiento. No pierdas la conciencia de la existencia del sufrimiento en la vida del mundo. Encuentra formas de estar con los que están sufriendo por todos los medios, incluyendo contacto personal y visitas, imágenes, sonidos. Mediante tales medios, despierta a ti mismo y a los demás a la realidad del sufrimiento en el mundo. Si entramos en contacto con el sufrimiento del mundo, y nos conmovemos por ese sufrimiento, podemos adelantarnos para ayudar a las personas que están sufriendo.

Las Upanishads contienen quizás las enseñanzas vivas más antiguas sobre la espiritualidad. Espiritualidad en su forma más original y fresca... La enseñanza básica de las Upanishads es que hay una realidad última: este mundo que experimentamos y cómo nos experimentamos a nosotros mismos son manifestaciones de esa realidad. Somos esa realidad. Si tan solo conociéramos nuestra verdadera naturaleza, nos daríamos cuenta de que somos esa realidad absoluta. Esa realidad absoluta en las Upanishads se llama ‘Brahman’. Brahman literalmente significa ‘lo vasto’. Esa es la palabra más cercana que tienes en Vedanta a Dios.

Sri Yukteswar solía burlarse suavemente de las concepciones comúnmente inadecuadas de la renunciación. "Un mendigo no puede renunciar a la riqueza", solía decir el Maestro. "Si un hombre lamenta: 'Mi negocio ha fracasado; mi esposa me ha dejado; renunciaré a todo y entraré en un monasterio', ¿a qué sacrificio mundano se refiere? Él no renunció a la riqueza y el amor; ¡ellos renunciaron a él!" Los santos como Gandhi, por otro lado, no solo han hecho sacrificios materiales tangibles, sino también el más difícil sacrificio del motivo egoísta y del objetivo privado, fusionando su ser más íntimo en el flujo de la humanidad en su conjunto.

Los hindúes no culpan a una Providencia invisible por todo el sufrimiento en este mundo, sino que lo explican a través de la ley natural de causa y efecto. Si un hombre nace afortunado o desdichado, debe haber alguna razón para ello; si por lo tanto no podemos encontrar la causa de ello en esta vida, debió ocurrir en alguna existencia anterior, ya que ningún efecto es posible sin una causa. Todo lo bueno que nos llega es lo que hemos ganado a través de nuestro propio esfuerzo; y todo mal que existe es el resultado de nuestros propios errores pasados. Además, así como nuestro presente ha sido formado por nuestro pasado, nuestro futuro será modelado por nuestro presente.

Hijos de esos antiguos arios, por la gracia del Señor que tengáis el mismo orgullo, que esa fe en vuestros ancestros entre en vuestra sangre, que se convierta en parte de vuestras vidas, ¡que trabaje hacia la salvación del mundo!

Al mundo le importan poco los principios. Les importan las personas.

Como seres humanos libres, podemos usar nuestra inteligencia única para intentar entendernos a nosotros mismos y nuestro mundo. Pero si se nos impide usar nuestro potencial creativo, estamos privados de una de las características básicas de un ser humano.

La belleza y el encanto del amor y el servicio desinteresado no deben desaparecer de la faz de la tierra. El mundo debe saber que una vida de dedicación es posible, que una vida inspirada por el amor y el servicio a la humanidad es posible.

El Zen es la única religión en el mundo que enseña la iluminación repentina. Dice que la iluminación no toma tiempo, puede suceder en un solo segundo.

El mundo diseñado por Dios no puede ser un mundo en el que algunos acumulen riqueza desmedida en sus manos, mientras que otros sufran la privación y la pobreza, y mueran de hambre. El amor debe inspirar la justicia y la lucha por la justicia.

El punto de Zen es suspender las reglas que hemos superpuesto a las cosas y ver el mundo tal como es.

El maestro es presencia. El mundo es relatividad y la relatividad tiene limitaciones. La presencia es ilimitada.

¿Existe el mundo aparte del cuerpo? ¿Alguien ha visto el mundo sin el cuerpo?

Una mente tranquila es todo lo que necesitas. Todo lo demás sucederá correctamente, una vez que tu mente esté tranquila. Así como el sol al amanecer activa el mundo, la autoconciencia produce cambios en la mente. A la luz de una autoconciencia calmada y constante, las energías interiores se despiertan y obran milagros sin esfuerzo de tu parte.

Cuando estamos identificados con la Conciencia, ya no vivimos en un mundo de polaridades. Todo está presente al mismo tiempo.

Trabajad, mis hijos, trabajad con todo vuestro corazón y alma. Esa es la cuestión. No os preocupéis por el fruto del trabajo. ¿Qué si vais al infierno trabajando para los demás? Eso vale más que ganar el cielo buscando vuestra propia salvación... Sri Ramakrishna vino y dio su vida por el mundo. Yo también sacrificaré mi vida.

Las instituciones no cambian el mundo de manera fundamental. La manera en que el mundo cambia es de corazón a corazón a corazón por individuos, no por instituciones.

El hombre es un puente entre los dos mundos: el visible y el invisible.

Nada en el mundo puede molestarte tanto como tu propia mente, te lo digo. De hecho, los demás parecen molestarte, pero no son los demás, es tu propia mente.

El mundo es un flujo continuo y es impermanente.