Cada uno de nosotros, como ciudadanos, tiene un papel que desempeñar en la creación de un mundo mejor para nuestros hijos.

Tus pensamientos deben coincidir con tus palabras, y las palabras deben coincidir con tus acciones. En este mundo, la gente piensa una cosa, dice otra y hace algo diferente. Esto es horrible. Esto es torcedura.

Hablas de hacer el bien al mundo. ¿Es el mundo algo tan pequeño? ¿Y quién eres tú para hacer el bien al mundo? Primero realiza a Dios, míralo a través de la disciplina espiritual. Si Él imparte poder, puedes hacer el bien a los demás; de lo contrario, no.

Debe haber una cooperación de todos los que creen en Dios, sabiendo que la auténtica religiosidad - lejos de poner a los individuos y a los pueblos en conflicto entre sí - más bien los impulsa a unirse para construir un mundo de paz.

Todo en el hombre debe detenerse con asombro... Que todo el mundo tiemble y que el Cielo se regocije cuando Cristo, el Hijo del Dios viviente, esté allí en el altar.

Aprecia lo rara y llena de potencial que es tu situación en este mundo, luego gózate de ella y utilízala para tu mejor ventaja.

Es el miedo lo que causa la mayor miseria en el mundo.

El mundo está en una situación extremadamente peligrosa, y las enfermedades graves a menudo requieren el riesgo de un tratamiento peligroso como el suero de Pasteur para la rabia.

Querer reformar el mundo sin descubrir el verdadero ser de uno es como tratar de cubrir el mundo con cuero para evitar el dolor de caminar sobre piedras y espinas. Es mucho más simple ponerse zapatos.

Todos estamos afectando el mundo en cada momento, ya sea que lo queramos o no.

Soy el padre del mundo. Todo el mundo es mi hijo.

No cambies el mundo, cambia mundos.

Estamos ocupados jugando con los juguetes del ego. Sin duda, esta es la vida de la mayoría de las personas en el mundo.

Vivimos en un mundo calculador y tenemos una mente calculadora, y en tal mundo, el ego domina.

Si la mente quiere comprender la realidad, tendrá que salir del pasado y del futuro. Pero al salir del pasado y del futuro, ya no será la mente en absoluto. De ahí la insistencia de todos los grandes maestros del mundo de que la puerta a la realidad es el no-mente.

En la compasión yace la verdadera fuerza del mundo.

Es muy placentero rascarse una comezón de tiña, pero la sensación que se obtiene después es muy dolorosa e insoportable. De la misma manera, los placeres de este mundo son muy atractivos al principio, pero sus consecuencias son terribles de contemplar y difíciles de soportar.

El que conquista la mente, conquista el mundo.

Si hemos de ayudar a sanar el mundo, necesitamos recordar que es un lugar sagrado. Nuestras acciones deben ser declaraciones positivas, recordatorios de que incluso en los peores momentos hay un mundo por el que vale la pena luchar.

¿Quién dice que Dios ha creado este mundo? Nosotros lo hemos creado con nuestra propia imaginación.

La mayor acción es no conformarse con los caminos del mundo.

Trabajar sin apego es trabajar sin esperar recompensa ni temer ningún castigo en este mundo o en el próximo. El trabajo hecho de esta manera es un medio para el fin, y Dios es el fin.

Sin el nacimiento y la muerte, y sin la transmutación perpetua de todas las formas de vida, el mundo sería estático, sin ritmo, no danzante, momificado.