Si pusiéramos nuestro poder al servicio de nuestra imaginación en lugar de nuestra política primate, crearíamos una civilización digna de ese nombre.

Esto es lo que han suprimido durante tanto tiempo. Por eso tienen tanto miedo de los psicodélicos, porque entienden que una vez que tocas el núcleo interno de tu propio ser y el de los demás, no puedes ser arrastrado a los fetiches de las cosas y el consumismo. El mensaje de los psicodélicos es que la cultura puede ser reconfigurada como un conjunto de valores emocionales en lugar de productos. Esta es una noticia aterradora.

El apocalipsis no es algo que está por venir. El apocalipsis ya ha llegado a grandes porciones del planeta y es solo porque vivimos dentro de una burbuja de increíble privilegio y aislamiento social que todavía tenemos el lujo de anticipar el apocalipsis.

No te preocupes. No sabes lo suficiente como para preocuparte... ¿Quién te crees que eres para preocuparte, por el amor de Dios? Es una pérdida total de tiempo. Supone tal conocimiento de la situación que, de hecho, es una forma de arrogancia.

Eres un ser divino. Importas, cuentas. Vienes de reinos de poder y luz inimaginables, y regresarás a esos reinos.

Creo que la verdadera prueba de los psicodélicos es lo que haces con ellos cuando no los estás consumiendo, qué tipo de cultura construyes, qué tipo de arte, qué tipo de tecnologías... Lo que falta en la mente occidental es el sentido de conectividad y relación con el resto de la vida, la atmósfera, el ecosistema, el pasado, el futuro de nuestros hijos. Si sintiéramos esas cosas, no practicaríamos la cultura como lo hacemos.

El ego es una estructura que es erigida por un individuo neurótico que es miembro de una cultura neurótica contra los hechos de la cuestión. Y la cultura, que nos ponemos como un abrigo, es el consenso colectivizado sobre qué tipo de comportamientos neuróticos son aceptables.

La vida vivida en la ausencia de la experiencia psicodélica en la que se basa el chamanismo primordial es una vida trivializada, una vida negada, una vida esclavizada al ego.

No sé cómo es la vida sin cannabis, escucho que tal cosa existe.

Somos los herederos de un millón de años de lucha por lo indecible.

El mensaje que nos llega a todos es: vive sin cierre.

Piensa en nuestro dilema en este planeta. Si la expansión de la conciencia no se presenta como algo importante en el futuro humano, ¿qué tipo de futuro será?

El caos es con lo que hemos perdido el contacto. Por eso se le da un mal nombre. Es temido por el arquetipo dominante de nuestro mundo, que es el Ego, que se aprieta porque su existencia se define en términos de control.

Detrás de nosotros: lo desconocido. Delante de nosotros: el secreto.

Creo que la ideología es tóxica, toda ideología. No es que haya buenas y malas. Toda ideología es tóxica, porque la ideología es una especie de insulto al don del pensamiento libre humano.

Los psicodélicos son ilegales no porque un gobierno amoroso se preocupe de que puedas saltar por la ventana del tercer piso. Los psicodélicos son ilegales porque disuelven las estructuras de opinión y los modelos culturales de comportamiento y procesamiento de la información. Te abren a la posibilidad de que todo lo que sabes está equivocado.

La cultura es la mayor barrera para tu iluminación, tu educación y tu decencia.

Para mí, comienza y termina con estas sustancias psicodélicas. La sinergia de la psilocibina en la dieta de los homínidos nos sacó de la mente animal y nos llevó al mundo del habla articulada y la imaginación.

Nos dicen: No, no eres importante, eres periférico: consigue un título, consigue un trabajo, consigue esto, consigue aquello, y entonces serás un jugador. Ni siquiera quieres jugar a ese juego. Quieres reclamar tu mente y sacarla de las manos de los ingenieros culturales que quieren convertirte en un idiota a medio hornear que consume toda esta basura que se fabrica a partir de los huesos de un mundo moribundo.

¿Cómo podemos saber quién es el otro hasta que sepamos quién es el yo?

Cualquier cosa que deba ser entendida por millones de personas está tan desconectada de cómo es que se convierte en una forma de ficción.

Por todo lo que sabemos, no sabemos nada.

Verás, un secreto no es algo no contado. Es algo que no se puede contar.