La pregunta "¿Quién soy?" no está realmente destinada a obtener una respuesta, sino a disolver al que pregunta.

Ya eres eso que buscas.

Todo ser vivo siempre desea ser feliz, libre de tristeza; y todos tienen el mayor amor por sí mismos, lo cual se debe únicamente al hecho de que la felicidad es su verdadera naturaleza. Por lo tanto, para darse cuenta de esa felicidad inherente e inmaculada, que realmente experimenta a diario cuando la mente está subyugada en el sueño profundo, es esencial que se conozca a sí mismo. Para obtener tal conocimiento, la mejor forma es la indagación '¿Quién soy yo?' en busca del Ser.

El tiempo es solo una idea. Solo existe la Realidad. Lo que pienses que es, así se verá.

Olvidar tu verdadera naturaleza es la verdadera muerte; recordarla es renacer.

Puedes seguir leyendo cualquier número de libros sobre meditación. Solo pueden decirte "Realiza el Ser". El Ser no puede encontrarse en los libros. Tienes que encontrarlo por ti mismo en ti mismo.

En verdad, eres espíritu. El cuerpo ha sido proyectado por la mente, que a su vez proviene del Espíritu.

La mente es solo un conjunto de pensamientos. Los pensamientos tienen su raíz en el pensamiento del Yo. Quien investiga el Verdadero "Yo" disfruta de la quietud de la bienaventuranza.

El estado de autorrealización, como lo llamamos, no es alcanzar algo nuevo ni llegar a algún objetivo que esté lejos, sino simplemente ser lo que siempre eres y lo que siempre has sido.

El enemigo odia el ego, que el buscador quiere matar; así, como el yunque para el orfebre, en realidad es un amigo.

No hay mayor misterio que este, que seguimos buscando la realidad aunque en realidad somos la realidad.

Vemos solo el guion y no el papel sobre el cual está escrito. El papel está ahí, esté o no el guion en él. A aquellos que consideran el guion como real, hay que decirles que es irreal, una ilusión, ya que descansa sobre el papel. La persona sabia ve tanto el papel como el guion como uno solo.

Dios ilumina la mente y brilla dentro de ella. No se puede conocer a Dios a través de la mente. Solo se puede volver la mente hacia adentro y fusionarla con Dios.

La verdad última es tan simple; no es nada más que estar en el estado natural y original de uno mismo.

Hablamos vagamente de la autorrealización, por falta de un término mejor. Pero, ¿cómo puede uno realizar lo que solo es real? Todo lo que necesitamos hacer es dejar de considerar como real aquello que no lo es. Todas las prácticas religiosas están destinadas únicamente a ayudarnos a hacer esto.

La existencia fenomenal del ego se trasciende cuando te sumerges en la fuente de donde surge el pensamiento del "yo".

El hecho es que la mente es solo un conjunto de pensamientos. La mente se engorda con nuevos pensamientos que surgen. Por lo tanto, es tonto intentar matar la mente con la mente. La única manera de hacerlo es encontrar su fuente y aferrarse a ella. La mente luego se desvanecerá por sí misma.

Uno debe permanecer como un testigo de lo que suceda, adoptando la actitud: '¡Que sucedan las cosas extrañas, veamos!' Esta debe ser su práctica. Nada sucede por accidente en el plan divino de las cosas.

Que el conocimiento se adivine por el signo de igualdad hacia todos los seres.

El estado del Ser liberado solo puede alcanzarse a través de la "muerte"; pero esta muerte no consiste en la destrucción del cuerpo; se debe entender que la verdadera muerte es la extinción de las ideas "yo" y "mío".

El placer y el dolor son solo aspectos de la mente. Nuestra naturaleza esencial es la felicidad.

Enfócate en el presente vivo. El futuro se encargará de sí mismo.

Cuanto más podas una planta, más crece. De la misma manera, cuanto más busques aniquilar el ego, más crecerá. Debes buscar la raíz del ego y destruirla.