Medita sobre el Conocimiento y la Bienaventuranza Eterna, y también experimentarás bienaventuranza. La Bienaventuranza es realmente eterna, solo está cubierta y oscurecida por la ignorancia. Cuanto menos estés apegado a los sentidos, mayor será tu amor hacia Dios.

La mente es solo un conjunto de pensamientos. Los pensamientos tienen su raíz en el pensamiento del Yo. Quien investiga el Verdadero "Yo" disfruta de la quietud de la bienaventuranza.

Con la práctica de la meditación profunda, la mente contacta la Conciencia de la Felicidad del Espíritu y se vuelve más pacífica, feliz, creativa y poderosa. Este estado de la mente enriquece todos los valores de la vida material.

El propósito de las palabras es crear silencio. El propósito de la acción es traer descanso profundo. El propósito del descanso profundo es traerte plenitud. En la plenitud encuentras alegría, éxtasis.

Habiendo nacido de la bienaventuranza, también estamos evolucionando con ella. Nos movemos hacia ella y nos fundimos en ella.

El hombre de autorrealización conoce una dicha que no se puede comparar con nada en este mundo. Su alegría es independiente de cualquier objeto o experiencia sensorial. Es una felicidad incomparable que no puede ser descrita con palabras. Tal dicha se conoce como sattvik-ananda.

Aquieta la mente burbujeante; en ella yace la libertad y la felicidad eterna.

No soy ni hombre ni ángel. No tengo sexo ni límite. Soy el conocimiento mismo. Soy Él. No tengo ni ira ni odio. No tengo ni dolor ni placer. Nunca tuve ni muerte ni nacimiento. Porque soy Conocimiento Absoluto, y Bienaventuranza Absoluta. ¡Soy Él, mi alma, soy Él!

Esta es la promesa de toda religión... que vas más allá del sufrimiento, alcanzas un estado más allá del sufrimiento de paz y dicha.

¿Qué es la meditación? La meditación es nuestra conciencia consciente de algo vasto e infinito dentro de nosotros. La meditación nos otorga Paz, Luz y Bienaventuranza.

Cada ser humano es capaz de vivir absolutamente feliz dentro de sí mismo.

El afortunado usa el instrumento de la meditación profunda y sondea profundamente en su corazón. Entonces las olas de amor alcanzan la profundidad del océano, y el océano de amor fluye y llena el corazón y emociona cada partícula del ser. Cada ola de la vida fluye entonces en la plenitud del amor, en la plenitud de la gloria divina, en la plenitud de la gracia, en la dicha y paz.

El Señor Krishna... proclama la auto-realización, la verdadera sabiduría, como la rama más alta de todo el conocimiento humano: el rey de todas las ciencias, la esencia misma del dharma ("religión")-porque solo ella arranca permanentemente la causa del sufrimiento triple del hombre y le revela su verdadera naturaleza de bienaventuranza. La auto-realización es yoga o "unidad" con la verdad: la percepción directa o experiencia de la verdad por la facultad intuitiva omnisciente del alma.

De pequeñas olas de alegría, uno llega al océano de la felicidad, que se llama dicha.

Cuando uno practica el control de la respiración a través de Kriya, disfruta de un estado de dicha y se libera del ego.

El verdadero signo de Sus bendiciones es si puedes tener más y más felicidad interior. Aprende siempre a ser feliz; ser feliz con la felicidad de Dios. Equilibrado y alegre. Este es el camino más rápido hacia la bienaventuranza divina.

Por la misma razón, que esperamos que las cosas sean buenas y hermosas, no lo serán. En la espiritualidad genuina, no buscamos la dicha.

Sé que todos están buscando la dicha. Y la mayoría de ellos la buscan de las maneras equivocadas, y como resultado de eso, erran, pero no hay razón para odiarlos; simplemente no saben mejor. Jesús mismo en la cruz dijo: "Perdónalos, porque no saben lo que hacen." Así que las personas que te odian, ese es su problema. No tiene que ser tu problema. Les deseo lo mejor.

Los eventos te traen pequeña alegría, mientras que la existencia te trae dicha.

El dolor, la tristeza, la ignorancia son ilusorias; no pueden vivir. La dicha, la alegría, el conocimiento son verdaderos; no pueden morir.

El silencio es la verdad. El silencio es la dicha. El silencio es la paz. Y por lo tanto, el silencio es el Ser.

Conocer el Ser es ser siempre dichoso.

Disolver el nombre es conciencia. Disolver la forma es meditación. El mundo es nombre y forma. La bienaventuranza trasciende el nombre y la forma.