Puedes llamar a Dios amor, puedes llamar a Dios bondad. Pero el mejor nombre para Dios es compasión.

En última instancia, la razón por la cual el amor y la compasión traen la mayor felicidad es simplemente que nuestra naturaleza los valora por encima de todo. La necesidad de amor yace en la base misma de la existencia humana.

En la compasión yace la verdadera fuerza del mundo.

Que tu vida ocurra por tu propia claridad y habilidad, no por casualidad ni por la compasión y bondad de otros.

Nadie sabe qué es el alma. Pero lo que sí sabemos es que el alma es donde Dios obra compasión.

La forma correcta de lidiar con la infelicidad mental debe estar también dentro de la mente. A nivel emocional, la ira, el miedo y la preocupación traen infelicidad. Los científicos dicen que afectan a nuestro sistema inmunológico. Por otro lado, también estamos equipados con un sentido de afecto y preocupación compasiva por el bienestar de los demás.

Los signos de buena salud son un intelecto libre de inhibiciones y arrogancia, un corazón lleno de compasión es saludable, una mente sin confusión, una memoria sin traumas y un alma sin tristeza.

Ora sinceramente desde lo más profundo de tu ser: “Oh amable y compasivo Guru, por favor llévame a la otra orilla.” No hay nada que temer.

La compasión y la lástima son muy diferentes. Mientras que la compasión refleja el anhelo del corazón de fusionarse y asumir parte del sufrimiento, la lástima es un conjunto controlado de pensamientos diseñados para asegurar la separación. La compasión es la respuesta espontánea del amor; la lástima, el reflejo involuntario del miedo.

La mayor arma contra la violencia es el amor y la compasión.

Matar a un ser vivo es matar a uno mismo; mostrar compasión a los demás es mostrar compasión a uno mismo.

Las palabras y los pensamientos sobre la acción compasiva que no se ponen en práctica son como flores hermosas que son coloridas pero no tienen fragancia.

Si alguien lo llama repetidamente, Él se vuelve compasivo; y así surge un apego devoto. Este amor por el amor mismo debe ser oculto a todos los ojos.

Cada acto de bondad y compasión realizado por un hombre para su prójimo cristiano es hecho por Cristo obrando dentro de él.

Cuando alguien está lleno de Amor y Compasión, no puede trazar una línea entre dos países, dos religiones o dos creencias.

No hay nada que el hombre necesite más que la Misericordia Divina, ese amor que es benevolente, que es compasivo, que eleva al hombre por encima de su debilidad hasta las alturas infinitas de la santidad de Dios.

Hay miles dispuestos a morir por su religión, pero pocos están dispuestos a vivir según sus principios. Debido a su visión estrecha y envidia, han perdido la verdadera esencia y el mensaje de la religión, que es el amor y la compasión.

La gente se queja de sus penas y dolores y de cómo oran a Dios pero no encuentran alivio del dolor. Pero el mismo dolor es un regalo de Dios. Es el símbolo de Su compasión.

¡Escucha con oídos de tolerancia! ¡Ve a través de los ojos de la compasión! Habla con el lenguaje del amor.

Solo tengo tres cosas para enseñar: simplicidad, paciencia, compasión. Estas tres son tus mayores tesoros.

Si vivimos en nuestro corazón de unidad, sentiremos la esencia de todas las religiones, que es el amor de Dios. El perdón, la compasión, la tolerancia, la fraternidad y el sentimiento de unidad son los signos de una verdadera religión.

¿Cómo puede aquel que come la carne de otros para aumentar su carne, mostrar compasión?

La comprensión transforma, no sublima. Si entiendes, la ira desaparece y la misma energía se convierte en compasión. No es que sublimemos: la ira simplemente desaparece y la energía que estaba involucrada, invertida en ira, se libera y se convierte en compasión. Cuando entiendes el odio, el odio desaparece y la misma energía se convierte en amor. El amor no es en contra del odio: es la ausencia de odio.