El conflicto existe estrictamente como una oportunidad para elevar nuestra conciencia.

Estamos recibiendo información de todos los planos de nuestra conciencia todo el tiempo, pero no reconocemos su existencia; tratamos la información como estática, como ruido.

La mente ha crecido hasta su estado actual de conciencia, como una bellota crece en un roble, o como los saurios se desarrollaron en mamíferos.

¿Cómo puede una mente inestable volverse estable? Por supuesto que no puede. Es la naturaleza de la mente vagar. Lo único que puedes hacer es desplazar el enfoque de la conciencia más allá de la mente.

La conciencia pura, que es el Corazón, lo incluye todo, y nada está fuera o separado de ella. Esa es la verdad última.

El Srimad-Bhagavatam afirma que cualquier predicador genuino de la conciencia de Dios debe tener las cualidades de titiksa (tolerancia) y karuna (compasión). En el carácter del Señor Jesucristo encontramos ambas cualidades.

Recargas tu cuerpo y mente en la oración y la meditación. Todas tus acciones en este mundo deben realizarse con esa conciencia interior.

La conciencia, completamente despierta a sí misma, es la Luz de Dios.

Dios es la conciencia misma.

Aunque aparezcas en forma terrenal, tu esencia es pura Conciencia. Eres el valiente guardián de la Luz Divina.

El arte despierta un sentido de lo real al establecer una relación íntima entre nuestro ser interior y el universo en general, trayéndonos una conciencia de profunda alegría.

Los que miran la superficie del mar deben ver el nacimiento y la muerte de las olas, pero aquellos que buscan las profundidades del océano ven una masa indivisible de agua. De manera similar, aquellos que reconocen "vida" y "muerte" son sacudidos por el dolor, mientras que aquellos que viven en la ilimitada superconciencia ven y sienten la Una Felicidad Inefable.

La meditación no es concentración. Es simple conciencia. Simplemente te relajas y observas la respiración. En esa observación, nada es excluido. El coche está zumbando - está perfectamente bien, acéptalo. El tráfico pasa - está bien, es parte de la vida. El pasajero que ronca a tu lado, acéptalo. Nada se rechaza. No debes estrechar tu conciencia.

Tomemos el caso del océano infinito. No hay límite para su agua. Supongamos que se sumerge un recipiente en él: hay agua tanto dentro como fuera del recipiente. El jnani ve que tanto dentro como fuera no hay nada más que Paramatman. Entonces, ¿qué es este recipiente? Es la 'conciencia del yo'. Debido al recipiente, el agua parece dividirse en dos partes; debido al recipiente, parece que percibes un interior y un exterior. Uno siente eso mientras exista este recipiente del 'yo'. Cuando el 'yo' desaparece, lo que queda es indescriptible.

Descubro que de alguna manera, al cambiar el foco de atención, me convierto en la cosa misma que miro, y experimento el tipo de conciencia que tiene; me convierto en el testigo interno de la cosa. Llamo a esta capacidad de entrar en otros puntos de enfoque de conciencia, amor; puedes darle cualquier nombre que desees. El amor dice "Yo soy todo". La sabiduría dice "Yo no soy nada". Entre los dos, fluye mi vida. Ya que en cualquier punto de tiempo y espacio puedo ser tanto el sujeto como el objeto de la experiencia, lo expreso diciendo que soy ambos, y ninguno, y más allá de ambos.

El objetivo del avance espiritual no es tanto 'obras' sino la calidad de vida libre de la conciencia del ego.

Aquellos que han avanzado se elevan hacia la mente que está en la cabeza, tienen el juego de sus movimientos mentales en la cabeza misma. Pero todo esto está dentro del cuerpo; el hombre está, por así decirlo, encerrado en una caja, su conciencia completa está confinada dentro del organismo. Esta prisión debe ser deshecha.

Dios no puede ser encontrado fuera de ti, porque no existe un Dios que pueda estar fuera de ti. Dios es la fragancia última de tu conciencia. Cuando tu conciencia se abre como un loto, la fragancia que se libera es Dios - mejor llamarlo divinidad.

Dios es la Semilla; El Universo es el Árbol, Los Impulsos y pasiones son las ramas, La Inteligencia es la flor, La Conciencia Pura es el fruto, El Amor es la dulzura en el fruto.

Los estados de ánimo están en la mente y no importan. Ve hacia adentro, ve más allá. Deja de fascinarte por el contenido de tu conciencia. Cuando llegues a las capas profundas de tu verdadero ser, descubrirás que el juego superficial de la mente te afecta muy poco.

Debemos ver que la conciencia no es ni un alma aislada ni la mera función de un solo sistema nervioso, sino de esa totalidad de estrellas y galaxias interrelacionadas que hace posible un sistema nervioso.

El juego no está establecido. Hay tantas capas en las que se percibe. A medida que tu propia conciencia se refina, el juego cambia.

Tú, el Ser, eres el testigo de los tres estados de vigilia, sueño y sueño profundo... Todos los tres estados (vigilia, sueño, sueño profundo) son apariencias—aparecen y desaparecen en una conciencia que es el Turiya, tu verdadera naturaleza.