Cuando ves algo claramente en tu mente, tu "mecanismo de éxito" creativo dentro de ti toma el control y hace el trabajo mucho mejor de lo que podrías hacerlo con esfuerzo consciente o "voluntad".

Estar en calma. No requiere esfuerzo estar en calma; es completamente sencillo. Cuando tu mente está en calma, no tienes nombre, no tienes pasado, no tienes relaciones, no tienes país, no tienes logros espirituales, no tienes falta de logros espirituales. Solo está la presencia del ser consigo mismo.

La única forma de lograr algo en el mundo interior es el dejar ir: una especie de esfuerzo sin esfuerzo, una relajación. No es hacer algo; es no hacer. No es acción; es inacción. Y parece difícil porque desde el principio todo el mundo es enseñado: "Haz algo; ¡no sigas sentado ahí! Algo siempre es mejor que nada." En el mundo interior, estas no son las leyes. Nada es mejor que todo.

Creo que el esfuerzo constante, el esfuerzo incansable y la búsqueda de metas claras con esfuerzo sincero es el único camino.

El éxito está más cerca de aquellos cuyos esfuerzos son intensos y sinceros.

Nuestros esfuerzos por eliminar el odio y la indiferencia del mundo comienzan tratando de eliminarlos de nuestra propia mente.

¿Cuál es el valor de una felicidad por la que debes esforzarte y trabajar? La verdadera felicidad es espontánea y sin esfuerzo.

El moralista es la persona que les dice a los demás que deben ser desinteresados, cuando aún se sienten como egos, y sus esfuerzos son siempre e invariablemente inútiles.

Una de las razones por las que ha parecido tan difícil que una persona cambie sus hábitos, su personalidad o su forma de vida, ha sido que hasta ahora casi todos los esfuerzos de cambio se han dirigido hacia la circunferencia del ser, por decirlo de alguna manera, en lugar del centro.

Es tarea del pensamiento racional y consciente decidir lo que quieres, seleccionar los objetivos que deseas alcanzar y concentrarte en estos en lugar de en lo que no quieres. Dedicar tiempo y esfuerzo a concentrarte en lo que no quieres no es racional.

Debemos esforzarnos por la libertad si nos esforzamos por el autoconocimiento. La tarea del autoconocimiento y del desarrollo personal es de tal importancia y seriedad que requiere tal intensidad de esfuerzo que intentarlo de cualquier manera y entre otras cosas es imposible. La persona que emprende esta tarea debe ponerla en primer lugar en su vida, la cual no es tan larga como para permitirse malgastarla en trivialidades.

Cuando la mente se mantiene alejada de sus preocupaciones, se vuelve tranquila. Si no alteras esta tranquilidad y permaneces en ella, descubrirás que está impregnada de una luz y un amor que nunca habías conocido; y sin embargo, lo reconoces de inmediato como tu propia naturaleza. Una vez que hayas pasado por esta experiencia, nunca serás el mismo hombre; la mente descontrolada puede romper su paz y borrar su visión, pero está destinada a regresar, siempre que el esfuerzo sea sostenido; hasta el día en que todos los lazos sean rotos, las ilusiones y los apegos terminen y la vida se concentre supremamente en el presente.

Con tus propios esfuerzos despiértate, observa tus actos. Y vive con alegría.

No hay nada tan simple como ser el Ser. No requiere esfuerzo, ni ayuda. Se debe abandonar la identidad errónea y estar en su estado eterno, natural e inherente.

La realización de Dios se alcanza solo por un gran esfuerzo por parte del yogui y por la gracia divina.

No despreciamos la idea de la iluminación, pero lo más importante es este momento, no algún día en el futuro. Tenemos que hacer nuestro esfuerzo en este momento. Esto es lo más importante para nuestra práctica.

Mantener la mente feliz hace que el trabajo sea sin esfuerzo. ¡Esta es la habilidad para la productividad!

La meditación no es nada más que un esfuerzo por dejar caer todos los elementos extraños para que puedas verte a ti misma como eras antes de nacer, reflejada en su pureza. Es un gran silencio y una gran alegría estar allí, y una vez que empieces a permanecer allí, no hay muerte ni tiempo. Todo miedo, toda codicia, toda ira desaparece: uno está simplemente allí sin ideas ni deseos.

Porque los poderes de nuestra mente, vida y cuerpo están sujetos a sus propias limitaciones, y por más que suban o se expandan, no pueden ir más allá de ellas. Pero aun así, el hombre mental puede abrirse a lo que está más allá de él y llamar a una Luz, Verdad y Poder Supramental para que actúen en él y hagan lo que la mente no puede hacer. Si la mente no puede, mediante esfuerzo, convertirse en lo que está más allá de la mente, el Supermente puede descender y transformar la mente en su propia sustancia.

Tenemos que hacer un esfuerzo sostenido, una y otra vez, para cultivar los aspectos positivos dentro de nosotros.

Cuando se realiza tu verdadera naturaleza, sin esfuerzo, gozosa y agradecida, no será inconsistente con las actividades ordinarias de la vida.

Si haces tu mejor esfuerzo por ser más amable, cultivar la compasión y hacer del mundo un lugar mejor, entonces puedes decir: 'Al menos he hecho lo mejor que he podido.'

Si te enorgulleces de tu logro o te desanimas por tu esfuerzo idealista, tu práctica te encerrará en una gruesa pared.