El ego es solo un sentimiento de tener una pared entre tú y los demás. No hay pared. Tú me perteneces y yo te pertenezco. Eres aceptado tal como eres.

Como el malabarista, engañando con sus trucos, uno es engañado por el egoísmo, la falsedad y la ilusión.

El amor humano es principalmente egoísmo; todo el tiempo piensa solo en el pequeño 'yo'. Ese 'yo' es el ego.

El miedo a la muerte solo viene a través de la fragilidad del ego.

El servicio es la disciplina espiritual más alta. La oración y la meditación, o el conocimiento de las escrituras y el Vedanta (escrituras sagradas de la India), no pueden ayudarte a alcanzar el objetivo tan rápidamente como el servicio. El servicio tiene un efecto doble: extingue el ego y da dicha.

El moralista es la persona que les dice a los demás que deben ser desinteresados, cuando aún se sienten como egos, y sus esfuerzos son siempre e invariablemente inútiles.

Tu ego es solo una idea implantada en tu mente. Es venenosa. Tu ego te vuelve cada vez más loco.

El Arte de Ser: Un estado de totalidad en el que la mente funciona libre y fácilmente, sin la sensación de una segunda mente o ego que la vigile con un garrote.

Cuanto más tratamos de depender de Dios, más parece Él ponernos a prueba con los placeres de los sentidos y las delicias del ego. Finalmente, el último golpe que nos da es, de hecho, insoportable. Aquellos que lo soportan son ellos mismos dioses.

Solo podemos saber hasta el punto en que Dios nos revela. Porque de hecho, lo que sea que veamos, para cuando llegue a nuestra conciencia, está filtrado a través de nuestra mente contaminada y nuestro ego desconcertado. Entonces, ¿qué realmente podemos saber en verdad? Esta es la condición del alma.

Esta vida no tiene forma y es vacía por naturaleza. Si te aferras a alguna forma, debes rechazarla. Si ves un ego, un alma, un nacimiento o una muerte, recházalos todos.

El mayor enemigo es el propio ego.

Una vez más, cuanto más te esfuerzas por algún tipo de perfección o maestría, en la moral, el arte o la espiritualidad, más ves que estás jugando una forma refinada y elevada del viejo juego del ego, y que tu logro de cualquier altura es evidente para ti y para los demás solo por contraste con la profundidad o el fracaso de otro.

Si estás contento con ser nadie en particular, contento de no destacar, te alineas con el poder del universo. Lo que parece debilidad para el ego es, en realidad, la única verdadera fortaleza. Esta verdad espiritual está diametralmente opuesta a los valores de nuestra cultura contemporánea y la forma en que condiciona a las personas a comportarse.

La grandeza surge de las pequeñas cosas que son honradas y cuidadas. La vida de todos realmente consiste en pequeñas cosas. La grandeza es una abstracción mental y una fantasía favorita del ego. La paradoja es que la base de la grandeza es honrar las pequeñas cosas del momento presente en lugar de perseguir la idea de grandeza.

Esto es lo que quiero decir con convertirse en religioso: no hay culpa, no hay ego, no hay ningún tipo de viaje... solo estar aquí ahora... estar con los árboles, los pájaros, los ríos, las montañas y las estrellas.

Cuando estás completamente presente con cada persona que encuentras, dejas de lado la identidad conceptual que has creado para ellos: tu interpretación de quién son y lo que hicieron en el pasado, y eres capaz de interactuar sin los movimientos egoicos de deseo y miedo. La atención, que es quietud alerta, es la clave.

La realidad es simplemente la pérdida del ego. Destruye el ego buscando su identidad. Debido a que el ego no es una entidad, se desvanecerá automáticamente y la realidad brillará por sí misma.

No te obsesiones con el egoísmo, imaginando que eres la causa de la acción, todo se debe a Dios.

No prestes atención al ego y sus actividades, sino solo a la luz detrás de ellas.

El hombre que está sin ego es el hombre que no tiene ideales. Que esto sea el criterio, y habrás tropezado con un fundamento. El hombre sin ego es el hombre sin ideales. Entonces, ¿cómo puede crearse el ego? - falta la energía misma. La energía surge de la fricción, el conflicto, la lucha, la voluntad.

Todas las malas cualidades se centran en el ego. Cuando el ego se va, la Realización ocurre por sí misma. No hay cualidades buenas ni malas en el Ser. El Ser está libre de todas las cualidades. Las cualidades pertenecen solo a la mente.

Es por el ego que uno no puede ver a Dios. Frente a la puerta de la mansión de Dios yace el tronco del ego. No se puede entrar a la mansión sin saltar sobre el tronco.