La amabilidad es la luz que disuelve todas las paredes entre almas, familias y naciones.

Corregirse a uno mismo es corregir todo el mundo. El Sol es simplemente brillante. No corrige a nadie. Debido a que brilla, todo el mundo está lleno de luz. Transformarse a uno mismo es una forma de dar luz al mundo entero.

Ni los demonios lo crucificaron; sois vosotros los que lo habéis crucificado y lo crucificáis aún, cuando os deleitáis en vuestros vicios y pecados.

La sabiduría aligera la oscuridad de la ignorancia.

La Divinidad nunca es un objeto de su propio conocimiento. Así como un cuchillo no se corta a sí mismo, el fuego no se quema a sí mismo, la luz no se ilumina a sí misma. Siempre es un misterio interminable para sí misma.

Hay un velo entre la Supermente de arriba y la Prakriti inferior de abajo, el velo de las formaciones arraigadas. Este velo puede retirarse por completo o ser retirado parcialmente. Así, incluso si hay alguna pequeña abertura, con el contacto de la Luz desde arriba, la naturaleza inferior se irá cambiando lentamente.

La iluminación es encontrar que no hay nada que encontrar. La iluminación es llegar a saber que no hay a dónde ir.

La fuente de toda luz está en el ojo.

Lo que le des a otro se convertirá en tu propio sustento; si enciendes una lámpara para otro, tu propio camino será iluminado.

Cuando una persona tiene una autoestima adecuada, los pequeños desaires no representan ninguna amenaza en absoluto: simplemente se "pasan por alto" y se ignoran. Incluso las heridas emocionales más profundas probablemente sanarán más rápido y de manera más limpia, sin llagas purulentas que envenenen la vida y arruinen la felicidad.

La vida misma busca la realización así como las plantas buscan la luz del sol.

Todas las religiones, todo este canto, una canción. Las diferencias son solo ilusión y vanidad. La luz del sol se ve un poco diferente en esta pared que en aquella, y mucho diferente en esta otra, pero sigue siendo una sola luz.

Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. — Juan 8:12

La iluminación es la última decepción del ego.

No es para permanecer en un ciborio de oro que Él desciende cada día del Cielo, sino para encontrar otro Cielo, el Cielo de nuestra alma, en el que Él se deleita.

Reclama tu lugar en el sol y avanza hacia la luz. Las herramientas están ahí; el camino es conocido; simplemente tienes que dar la espalda a una cultura que se ha vuelto estéril y muerta, y unirte al programa de un mundo vivo y un reempoderamiento de la imaginación.

En India hay una historia de un joven moribundo que, al escuchar los sollozos de dolor a su alrededor, exclamó: "No me insultéis con vuestros llantos de simpatía. Cuando yo vuele a la tierra de la luz y el amor eternos; soy yo quien debería sentir por vosotros. Para mí, enfermedad, fractura de huesos, tristeza, dolores desgarradores ya no existen. Sueño con alegría, me deslizo en alegría, respiro alegría por siempre."

La palabra iluminación evoca la idea de algún logro sobrehumano, y el ego prefiere mantenerlo de esa manera, pero es simplemente tu estado natural de unidad sentida con el Ser. Es un estado de conexión con algo inconmensurable e indestructible, algo que, casi paradójicamente, eres tú esencialmente, pero que es mucho más grande que tú. Es encontrar tu verdadera naturaleza más allá del nombre y la forma.

La iluminación es como ser testigo del brillante sol por primera vez por la mañana. Es como ver las hermosas flores que crecen en el bosque, los ciervos saltando, un pájaro volando con orgullo, o los peces nadando. La vida no es tan sombría. Por la mañana, cuando te cepillas los dientes, puedes ver lo brillantes que están. La realidad tiene su propio coraje, chispa y arrogancia. Puedes estudiar la vida mientras estás vivo. Puedes estudiar cómo alcanzar el brillo de la vida.

Según el Vedanta, solo existen dos síntomas de la iluminación, solo dos indicios de que una transformación está ocurriendo dentro de ti hacia una conciencia superior. El primer síntoma es que dejas de preocuparte. Las cosas ya no te molestan. Te vuelves liviano de corazón y lleno de alegría. El segundo síntoma es que encuentras cada vez más coincidencias significativas en tu vida, cada vez más sincronicidades. Y esto se acelera hasta el punto en que realmente experimentas lo milagroso.

Si veo un dilema con el hombre occidental, es que no puede aceptar lo hermoso que es. No puede aceptar que es pura luz, puro amor, pura conciencia, que es divino.

Es nuestra propia actitud mental lo que hace que el mundo sea lo que es para nosotros. Nuestros pensamientos hacen que las cosas sean hermosas, nuestros pensamientos hacen que las cosas sean feas. Todo el mundo está en nuestra propia mente. Aprende a ver las cosas en la luz adecuada.

Te digo, en lo profundo de ti hay una fuente de dicha, una fuente de alegría. En lo más profundo de tu núcleo está la verdad, la luz, el amor, no hay culpa allí, no hay miedo allí. Los psicólogos nunca han mirado lo suficientemente profundo.