Desdichada es el alma esclavizada por el amor a cualquier cosa que sea mortal.

El amor es algo que nunca se preocupó por aprender a juzgar a nadie.

Aquél que habita en el dominio del atman no pertenece a una familia, sociedad o nación particular. Más bien, es parte de toda la humanidad. Ama el bienestar de todos, tanto como ama su propio atman.

Amar es humano. Sentir dolor es humano. Sin embargo, seguir amando a pesar del dolor es puro ángel.

¡Oh hijos de los hombres! El propósito fundamental que anima la Fe de Dios y Su Religión es salvaguardar los intereses y promover la unidad de la raza humana, y fomentar el espíritu de amor y fraternidad entre los hombres.

El amor no está escrito en papel, porque el papel puede ser borrado. Tampoco está grabado en piedra, porque la piedra puede romperse. Pero está inscrito en un corazón y allí permanecerá para siempre.

Llega un momento en la vida del buscador cuando descubre que es a la vez el amante y el amado. El alma aspirante que él encarna es el amante en él. Y el Ser trascendental que él revela desde dentro es su Amado.

Alma, si quieres aprender secretos, tu corazón debe olvidar la vergüenza y la dignidad. Eres amante de Dios, sin embargo, te preocupas por lo que dicen las personas.

Lo más grande es tener una inclinación hacia la amistad; esto se expresa en forma de tolerancia y perdón, en forma de servicio y confianza. En cualquier forma en que se exprese, este es el tema central: el constante deseo de demostrar el amor por la humanidad, de ser amigo de todos.

Acostumbrado durante mucho tiempo a contemplar el amor y la compasión, he olvidado toda diferencia entre yo y los demás.

Ese amor de Dios es duro y maravilloso. No puede y no será roto debido a nuestros pecados.

El verdadero amante del conocimiento naturalmente se esfuerza por la verdad y no se contenta con la opinión común, sino que se eleva con pasión inquebrantable e incansable hasta que alcanza la naturaleza esencial de las cosas.

Me escuchaste, único Amigo a quien amo. Para arrebatar mi corazón, te hiciste hombre. Derramaste tu sangre, ¡qué supremo misterio!... Y aún vives por mí en el Altar. Si no puedo ver el resplandor de Tu Rostro ni escuchar Tu dulce voz, ¡Oh Dios mío, puedo vivir por Tu gracia, puedo descansar en Tu Sagrado Corazón!

Para desarrollar el amor - amor universal, amor cósmico, como quieras llamarlo, uno debe aceptar toda la situación de la vida tal como es, tanto la luz como la oscuridad, lo bueno como lo malo. Uno debe abrirse a la vida, comunicarse con ella.

El alma de aquel que sirve a Dios siempre nada en alegría, siempre guarda fiesta, siempre está en su palacio de júbilo, cantando siempre con ardor y placer renovados una nueva canción de alegría y amor.

Donde hay amor, no hay pregunta.

¿Cómo puede el buen Dios, que nos ama tanto, estar feliz cuando sufrimos? Nuestro sufrimiento nunca lo hace feliz; pero es necesario para nosotros, y por eso Él nos lo envía, mientras, por así decirlo, aparta Su Rostro... Les aseguro que le cuesta mucho llenar nuestros corazones de amargura.

El Amor y el Temor son hermanos, y están arraigados en nosotros por la Bondad de nuestro Creador, y nunca nos serán arrebatados sin fin. Tenemos por naturaleza el amor y tenemos por gracia el amor: y tenemos por naturaleza el temor y tenemos por gracia el temor.

Tu mayor fuerza es el amor. Tu mayor debilidad es el miedo.

El que sirve a los demás con amor encuentra la verdadera satisfacción.

La causa de todos los pecados en cada caso radica en el amor excesivo de la persona por sí misma.

El camino de la devoción es el camino del amor, la entrega y el desinterés.

El que tiene amor en su corazón siempre está en un estado de alegría.