El ser psíquico y el ser mental, Manomaya Purusha, no son lo mismo. El ser psíquico está detrás de la mente, es lo que los occidentales llaman el alma. Se interesa por los movimientos de la mente y lo vital solo cuando hay armonía entre esos movimientos y la verdad superior. El conocimiento del ser psíquico es más profundo.

El ascenso a la Vida divina es el viaje humano, la Obra de las obras, el Sacrificio aceptable. Esto es lo único que realmente le corresponde al hombre en el mundo y la justificación de su existencia, sin lo cual solo sería un insecto arrastrándose entre los efímeros insectos sobre un punto de barro y agua que ha logrado formarse en medio de las aterradoras inmensidades del universo físico.

No temas ser nada para que puedas serlo todo.

Esperar un verdadero cambio en la vida humana sin un cambio en la naturaleza humana es una proposición irracional y no espiritual.

Hay que hacer sadhana para la manifestación total de lo Divino en uno mismo.

La espiritualidad es mucho más amplia que cualquier religión particular, y en las ideas más amplias de ella que ahora nos llegan, incluso la religión más grande no es más que una rama o secta amplia de la única religión universal, por la cual entenderemos en el futuro la búsqueda del hombre por lo eterno, lo divino, el ser superior, la fuente de unidad y su intento de llegar a alguna ecuación, alguna aproximación creciente de los valores de la vida humana con los valores eternos y divinos.

Hay todo tipo de personas, y en el intento de construir una solidaridad entre ellas, los defectos de cada una afectan a todas las demás.

La mosca que toca la miel no puede usar sus alas; igualmente, el alma que se aferra a la dulzura espiritual arruina su libertad y obstaculiza la contemplación.

Lo que hay dentro de nosotros que busca conocer y progresar no es la mente, sino algo detrás de ella que la utiliza.

Lo que viene de afuera, uno lo confunde con lo que viene desde adentro. Muchos pensamientos, etc., se mueven afuera en el universo; estos se manifiestan dentro de ti. Todos estos debes apartarlos como ajenos a ti y el interior debe ser hecho pacífico, calmado y quieto; entonces comenzará a descender desde arriba.

Mientras trabajas, si la mente sigue activa, déjala ser así, pero debe haber al mismo tiempo una capacidad para el silencio.

El principio del Yoga es la transformación de uno o todos los poderes de nuestra existencia humana en un medio para alcanzar el Ser divino.

Sé consciente primero de ti mismo por dentro, luego piensa y actúa. Todo pensamiento vivo es un mundo en preparación; todo acto real es un pensamiento manifestado. El mundo material existe porque una idea comenzó a jugar en la autoconciencia divina.

¿Qué tipo de política hacen ustedes? Tal es el camino de todos los parlamentos: incluso se puede intuir de antemano la tendencia de la votación, hacia qué dirección se moverá.

La Fuerza que debe ser invocada desde arriba debe ser pura y tranquila, porque existen todo tipo de fuerzas; no sirve invocarlas todas. Y debe haber sinceridad.

La mente de un hombre común está realmente cerca del corazón.

Tener un intelecto desarrollado siempre es útil si uno puede iluminarlo desde arriba y convertirlo en un uso divino.

La evolución no ha terminado; la razón no es la última palabra ni el animal pensante la figura suprema de la Naturaleza. Así como el hombre surgió del animal, así del hombre surgirá el superhombre.

Una poderosa acción puede cambiar el curso de las cosas; un pensamiento solitario se vuelve omnipotente.

Un pensamiento es una flecha disparada hacia la verdad; puede acertar en un punto, pero no cubrir todo el objetivo. Pero el arquero está demasiado satisfecho con su éxito para pedir algo más.

El yoga que practicamos no es solo para nosotros, sino para lo Divino; su objetivo es realizar la voluntad de lo Divino en el mundo, efectuar una transformación espiritual y traer una naturaleza divina y una vida divina a la naturaleza y vida mental, vital y física de la humanidad. Su objetivo no es la Mukti personal, aunque Mukti es una condición necesaria del yoga, sino la liberación y transformación del ser humano. No se trata de Ananda personal, sino de traer el Ananda divino - el reino celestial de Cristo, nuestro Satyayuga - a la tierra.

El negocio tanto de los padres como del maestro es habilitar y ayudar al niño a educarse a sí mismo, desarrollar sus propias capacidades intelectuales, morales, estéticas y prácticas y crecer libremente como un ser orgánico, no ser amasado y presionado en una forma como un material plástico inerte.

La Verdad superior está trabajando todo el tiempo en nosotros, pero a través del poder inferior - Aparashakti. Es cuando nos volvemos conscientes del juego de este poder superior que solo entonces comienza el yoga.