Hermanos y hermanas, la muerte del cuerpo ocurre en cada momento. ¡Abre los ojos y mira! ¿Por qué estás llorando como un loco? ¿Lloras por quién? ¿Por un cuerpo de huesos, carne, piel y médula? ¿Qué valor tiene? Este cuerpo nos está llevando a todos, a mí y a los demás, al estado de disolución. Piensa en cómo eras hace veinte años, ¿eres igual ahora? ¿Cuánto ha cambiado?

En la muerte física, el hombre pierde su conciencia de la carne y se vuelve consciente de su cuerpo astral en el mundo astral. Así, la muerte física es el nacimiento astral. Más tarde, pasa de la conciencia del nacimiento astral luminoso a la conciencia de la muerte astral oscura y despierta en un nuevo cuerpo físico. Así, la muerte astral es el nacimiento físico. Estos ciclos recurrentes de envolturas físicas y astrales son el destino inevitable de todos los hombres no iluminados.

El mayor miedo del hombre común es la muerte, con su imposición brusca interrumpiendo planes fortuitos y los afectos más queridos con un cambio desconocido e indeseado. El yogui es un conquistador del dolor asociado con la muerte. A través del control de la mente y la fuerza vital y el desarrollo de la sabiduría, se hace amigo del cambio de conciencia llamado muerte, familiarizándose con el estado de calma interior y desapego de la identificación con el cuerpo mortal.

El miedo a la muerte nos priva tanto de valor como de religión. La falta de valor es la falta de fe religiosa.

Si quieres tener vida, tienes que morir en cada momento por ella. La vida y la muerte son solo diferentes expresiones de la misma cosa vista desde diferentes puntos de vista; son la caída y el ascenso de la misma ola, y los dos forman un todo.

Lo que sucede después de la muerte es tan indescriptiblemente glorioso que nuestra imaginación y nuestros sentimientos no son suficientes para formar siquiera una concepción aproximada de ello. La disolución de nuestra forma limitada por el tiempo en la eternidad no conlleva ninguna pérdida de sentido.

La muerte es la mayor ilusión de todas.

El día en que el hombre descubra que nunca realmente muere; que su alma persiste más allá de la muerte; no tendrá más miedo de la muerte.

Puede haber muchos que enfrentarán la muerte gustosamente en el campo de batalla, pero pocos enfrentarán una sociedad hostil.

El hombre sabio busca la muerte toda su vida, y por esta razón la muerte no le resulta aterradora.

Eres el misterio luminoso en el que todo el universo con sus formas y fenómenos surge y se disuelve. Cuando esta realización llega, se produce una transformación completa de tu yo personal en tu yo universal . . . la pérdida completa de todo miedo, incluida la muerte. Te has convertido en un ser que irradia amor de la misma manera que el sol irradia luz. Finalmente has llegado al lugar desde donde comenzó tu viaje.

Todos deberían hacer dos cosas en su vida. Una es considerar la muerte...observar calaveras y esqueletos y preguntarse cómo será irse a dormir y nunca despertar - nunca. Es una cosa muy sombría para la contemplación; es como el estiércol. Así como el estiércol fertiliza las plantas y demás, la contemplación de la muerte y su aceptación es altamente generadora de vida. Saldrán cosas maravillosas de eso.

La vida no tiene opuesto. El opuesto de la muerte es el nacimiento. La vida es eterna.

La muerte tiene una gran importancia en esta sociedad, ya que afecta todo. Aprendí de mi gurú que la muerte no es el enemigo, la veo como otro momento. Sin embargo, es el fin de una encarnación y significa pasar a otras encarnaciones.

Si lloramos por todas las muertes en nuestro país, las lágrimas en nuestros ojos nunca se secarían.

Que la cultura de la vida y el amor haga vana la lógica de la muerte.

El cuerpo humano está asociado con seis etapas de transformación: nacimiento, crecimiento, cambio, evolución, muerte y destrucción.

El celo de nuestra cultura por la longevidad revela nuestro increíble miedo colectivo a la muerte.

Solo la fe en Cristo da lugar a una cultura contraria al egoísmo y a la muerte.

La forma en que vemos la muerte es crucial para la forma en que experimentamos la vida. Cuando tu miedo a la muerte cambia, la forma en que vives tu vida cambia.

En la vida puedes ser pobre o rico, pero la muerte es el gran igualador. El mayor comunismo está en la muerte. Puedas vivir como vivas, no hace diferencia; la muerte ocurre igualmente. En la vida, la igualdad es imposible; en la muerte, la desigualdad es imposible. Hazte consciente de ello, medítalo.

El día que pienses que sabes, tu muerte habrá sucedido, porque ahora no habrá asombro, ni alegría, ni sorpresa. Ahora vivirás una vida muerta.

Los Vedas enseñan que el alma es divina, solo retenida en la esclavitud de la materia; la perfección se alcanzará cuando este vínculo se rompa, y la palabra que usan para ello es, por lo tanto, Mukti: libertad, libertad de los lazos de la imperfección, libertad de la muerte y el sufrimiento.